Manchas, deshidratación y arrugas superficiales: los efectos colaterales de la exposición solar

Durante el verano se incrementa considerablemente la incidencia de las radiaciones ultravioletas (UV) y con ella los posibles daños que esta puede causar sobre la piel.

La exposición solar deja terribles efectos en nuestra piel (Foto. Freepik)
La exposición solar deja terribles efectos en nuestra piel (Foto. Freepik)
Estetic
8 octubre 2020 | 12:00 h

Durante el verano se incrementa considerablemente la incidencia de las radiaciones ultravioletas (UV) y con ella los posibles daños que esta puede causar sobre la piel. Especialmente en los países con estaciones bien definidas, la temporada estival es sinónimo de exposición intencionada al sol con la finalidad de broncearse. Aunque a corto plazo un tono dorado parece deseable, las consecuencias de este hábito son a largo plazo, resultando muy dañinas cuando el tiempo produce su acumulación crónica en forma de fotodaño.

Aunque este año el verano no se ha parecido al que estamos acostumbrados, el uso de protector solar ha seguido siendo un hábito irrenunciable. Su aplicación cada tres horas como norma general y cada hora en el exterior debe ser la pauta si queremos evitar el daño solar.

¿Cómo saber si nuestra piel tiene daño solar crónico? Entre las primeras señales que delatan su presencia es la impresión de tener la piel más deshidratada, acartonada o reseca. Al principio, el uso de cremas hidratantes mejora ese aspecto, pero con el paso del tiempo es más difícil recuperar ese estado elástico y confortable de la juventud. En su lugar la piel se siente seca y frágil, al sufrir atrofia y adelgazamiento, y muestra envejecimiento, manchas, coloración cetrina, textura apergaminada y arrugas finas.

El uso de protector solar durante todo el año es fundamental para la prevención del envejecimiento producto del sol. Además, el dermatólogo de Clínicas Dorsia, el doctor Antonio Fustes, recomienda seguir una rutina básica, pero efectiva: retirar el maquillaje todas las noches con productos suaves para tal efecto; usar regularmente productos hidratantes con una textura acorde al tipo de piel que tengamos enriquecidos con ácido hialurónico; y apostar por cuidados cargados de antioxidantes.

Durante el verano se incrementa considerablemente la incidencia de las radiaciones ultravioletas (UV) y con ella los posibles daños que esta puede causar sobre la piel

El doctor Fustes aconseja que, una vez acabadas las vacaciones, se apueste por recuperar la piel con un tratamiento específico que ataque los daños provocados por el sol. El uso de retinoides suele ser la recomendación infalible para la mayoría de casos, permitiendo renovar la superficie cutánea, homogeneizar el tono, suavizar manchas y arrugas y devolver la luminosidad.

Aquellos pacientes que requieran ir un paso más allá suelen encontrar en Clínicas Dorsia ''procedimientos de mucha utilidad para ayudar a mejorar las consecuencias del fotodaño. Peelings de distintas intensidades según la necesidad, aplicación de vitaminas con ácido hialurónico no reticulado para reponer los nutrientes perdidos o el uso de skinboosters (ácido hialurónico de baja reticulación)'', afirma el especialista.

Los peelings son tratamientos basados en el poder renovador de substancias químicas en alta concentración, por lo que deben ser prescritos por un profesional. Fundamentalmente responden a la categoría de ácidos, con diferentes pHs y combinaciones, que se aplican para producir una exfoliación de mayor o menor profundidad con el fin de restaurar la epidermis dañada y estimular la producción de colágeno en la dermis. También ayudan a igualar el tono, especialmente aquel que luzca manchas menores. Su mayor ventaja, sin embargo, es la capacidad que han demostrado para prevenir el cáncer de piel relacionado con el daño solar.

Cuando el paciente presenta lentigos solares ya establecidos, esos que típicamente asociamos con la vejez, ''se recomienda el uso puntual de nitrógeno líquido o ácido tricloroacético en concentraciones más o menos altas. Ambas son alternativas más antiguas, pero eficientes'', declara el doctor Antonio Fustes. Los tratamientos más actuales son los que se basan en luces, como la luz intensa pulsada o IPLs, o láseres específicos, como los Q-Switched.

Los peelings son tratamientos basados en el poder renovador de substancias químicas en alta concentración, por lo que deben ser prescritos por un profesional

Especialmente en estos casos en los que es fácil confundir una mancha solar, afección más estética, con un melasma o incluso una preocupación médica tan importante como un melanoma, la elección de uno u otro tratamiento siempre será realizada bajo recomendación y evaluación de un dermatólogo, el cual podrá establecer el correcto diagnóstico y tratamiento.

Si se trata de un melasma, manchas producto de alteraciones hormonales que suelen ocupar extensiones más o menos grandes de piel (zona peribucal, frente o mejillas), entonces se deberán recetar fórmulas despigmentantes que contengan hidroquinona a partir del otoño. A este tratamiento en casa se puede añadir un peeling o alguna luz en el centro médico.

El daño del sol es probablemente la fuente de envejecimiento más poderosa a la que sometemos nuestra piel, por eso usar protector solar y exponernos de manera sensata son las medidas más importantes para prevenirlo. Pasado el verano, acudir a una evaluación y realizar algún tratamiento recuperador debería ser una costumbre que no pase de moda.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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