La alimentación de los más pequeños de la familia es una de las cuestiones que más preocupan a las mamás y a los papás, puesto que seguir una rutina saludable durante la etapa de crecimiento contribuye a prevenir el desarrollo de enfermedades en el futuro. Sin embargo, a veces no es fácil comenzar a introducir nuevos alimentos en su dieta.
Hay muchos niños que rechazan los nuevos sabores y texturas en la comida, pero según la nutricionista pediátrica Conchi García, es algo normal. “Realmente, no es importante que los niños coman de todo, ni que coman muy variado, ni por supuesto, que coman una determinada cantidad. Lo importante es que disfruten de la alimentación como una experiencia positiva”.
Seguramente te hayas preguntado por qué en la mayoría de ocasiones los niños toleran con menos dificultad aquellos alimentos más energéticos, como pueden ser las patatas fritas, la pasta el arroz o los productos de pastelería. La experta explica que “el rechazo a las verduras y a los alimentos poco calóricos es innato”, pues los niños “tienen una especial sensibilidad hacia los sabores amargos de algunas verduras como un mecanismo de supervivencia contra la posible ingesta de sustancias tóxicas”. Además, los alimentos más energéticos “responden al deseo del cerebro de conseguir calorías”.
¿CÓMO INTRODUCIR NUEVOS ALIMENTOS EN LA DIETA INFANTIL?
En su nuevo libro, ‘Tina disfruta comiendo’, la experta facilita muchos consejos para tratar de mejorar la situación. Algunas estrategias pasan por seguir ofreciendo los alimentos que rechazan en pequeña cantidad, de forma regular y sin presionar, aportando nuestro ejemplo y mucha paciencia. También ayuda comer en familia y disfrutar de la comida en un ambiente positivo, ofrecer los alimentos que no toleran junto a otros que acepten muy bien o hacerles partícipes de su alimentación permitiendo que nos acompañen a la compra, participando en el cocinado o en la elección del menú.
"Es muy importante respetar el apetito y las preferencias de los pequeños, como lo haríamos con un adulto, y no debemos utilizar estrategias como forzarles a comer, regañarles, engañarles o castigarles"
Por otro lado, Conchi recuerda que “es muy importante respetar el apetito y las preferencias de los pequeños”, del mismo modo a como lo haríamos con las personas adultas. Desaconseja totalmente forzarles a comer, regañarles, engañarles o castigarles para que coman más o más variado, porque “además de ser antiético, puede tener consecuencias muy negativas”, explica.
DIETA INFANTIL VS. DIETA ADULTA: ¿HAY DIFERENCIAS?
Contra todo pronóstico, la nutricionista pediátrica señala que “los niños no necesitan seguir una dieta especial”, como tampoco consumir productos específicos para la infancia ni un menú infantil. El objetivo es que sigan una alimentación saludable como también debemos hacer los adultos. Estas son sus recomendaciones:
- Un consumo mayoritario de alimentos de origen vegetal, frescos y poco procesados, como hortalizas, frutas, legumbres, frutos secos, cereales integrales (arroz, pan, pasta…) y aceite de oliva virgen.
- Un consumo moderado de lácteos, huevos, pescados y carnes (preferentemente blancas, como el pollo y el pavo).
- Reducir al máximo el consumo de alimentos ricos en sal, en azúcar, carnes rojas y procesadas y alimentos ultraprocesados (en este grupo estarían los aperitivos, bollería, galletas, embutidos,…).
- Beber agua y tener una vida activa.
Asimismo, también se deben tener en cuenta otros aspectos que siguen considerándose como saludables. Se trata de la elección alimentos de temporada y de proximidad, que sean respetuosos con el medio ambiente y que aporten un placer sensorial. También es recomendable que la comida que ofrezcamos a los niños se adapte a nuestra gastronomía y tradición culinaria y, muy importante, que podamos disfrutar de ella en familia o en compañía.