Los genes, las hormonas y las redes neuronales pueden determinar si sufriremos TCA

Las nuevas líneas de investigación sobre los trastornos de conducta alimentaria podrían estar a punto de sufrir grandes trasformaciones debido a este nuevo hallazgo relacionado con la genética.

Persona subiendo a una báscula (Foto. Freepik)
Persona subiendo a una báscula (Foto. Freepik)
Estetic
11 diciembre 2023 | 10:00 h
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Más de 400.000 personas en España sufren un TCA, de las cuales el 90% son mujeres. Pesé a que tendemos a dividir los trastornos en dos grandes grupos –anorexia y bulimia-, el Manual de Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades mentales (DSM-5) los clasifica en:

- Anorexia nerviosa

- Bulimia nerviosa

- Trastorno por atracón

- Trastorno de la conducta alimentaria no especificado

- Pica

- Trastorno por rumiación

- Trastorno por evitación

¿QUÉ ES UN TCA?

Un trastorno de la conducta alimentaria es un trastorno mental que genera un comportamiento patológico frente a la ingesta de alimentos. En muchas ocasiones, está acompañado de una obsesión por el control del peso. Y los factores desencadenantes son múltiples.

Aunque hay un fuerte componente socio cultural en ellos, cada vez son más los estudios orientados a la investigación de sus bases neurobiológicas. De igual manera, estas investigaciones instan a considerar la existencia de genes, hormonas, así como redes neuronales y alteraciones cerebrales capaces de modular el comportamiento de los pacientes. Este nuevo conocimiento implica que se podrían diseñar estrategias para implementar tratamientos más precisos y personalizados. La Revista Consumer aborda las nuevas líneas de investigación sobre estos trastornos.

MALESTAR ARRAIGADO

Tradicionalmente, se ha vinculado los TCA a un contexto sociocultural marcado por los estándares de belleza. Pero en su aparición intervienen otros muchos factores. La psiquiatra Marina Díaz Marsá, responsable de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos explica que el primer paso para entender estos trastornos es saber que existe un malestar general provocado por otras causas.

“La sociedad, efectivamente, te devuelve la idea de que el que es delgado es feliz, pero la persona con TCA, como tiene un malestar que viene de otro lugar, entiende que quizás lo pueda aliviar con la delgadez. La delgadez es solo la punta del iceberg de las causas profundas que suceden por debajo y eso es lo que hay que tratar”, explica Marina Díaz.

DESREGULACIÓN DE  LAS EMOCIONES

La regulación de emociones se ve afectada en los TCA. El paciente tiene dificultades para reconocer y controlar emociones en situaciones de estrés. Ese descontrol podría estar relacionado con disfunciones en el sistema nervioso, causadas por la genética, situaciones de mucho estrés o alteraciones de algunas áreas del cerebro.

La mayoría de las personas que sufren estos trastornos tienen mayores niveles de ansiedad o miedos. Evitan las situaciones estresantes y suelen mostrar niveles de sociabilidad bajos. Las interacciones con el entorno social también se ven trastocadas con los TCA. Los niveles de oxitocina están relacionados con esta disfunción en la cognición social. Esta hormona es la encargada de determinar la capacidad empática, de apego y entender a los demás; esta es la razón por la que también se cambian las conductas sociales.

La delgadez es solo la punta del iceberg de las causas profundas que suceden por debajo

TEMPERAMENTO GENÉTICO

Estudios han comenzado a investigar alteraciones de los parámetros inflamatorios y del estrés oxidativo en personas con estos trastornos.

De igual manera, la investigaciones sugieren que los síntomas de los trastornos se pueden mejorar a través de a la modulación de los rasgos de personalidad. Es decir, el temperamento –por ejemplo- es hereditario, lo que significa que hay bases genéticas para estos trastornos. Pueden presentar excesiva perseverancia en conductas que saben que desencadenaran conductas negativas e incluso tener matices de elevada impulsividad.

En los últimos años se ha dado una nueva línea de investigación que estudia la activación y desactivación de las neuronas AgRP. Estas se encargan de los impulsos de comer y, enviar señales de hambre y saciedad. La manipulación de estas neuronas podría restablecer los patrones alimentarios normales de los pacientes.

NUEVO HORIZONTE EN LOS TRATAMIENTOS

Actualmente, los tratamientos ponen el foco en ofrecer terapias dirigidas a la regulación emocional, cognición social, rehabilitación neurocognitiva, a reparar el vínculo y el apego.Tal y como la responsable de la Unidad de TCA en el Hospital Clínico de San Carlos comenta: “El tratamiento cognitivo-conductual se queda muy corto y no es eficaz, sobre todo en las pacientes adultas”.

No obstante, el tratamiento farmacológico sigue siendo requerido para combinar junto a la psicoterapia. Es vital hacer diagnósticos individuales y personalizados para averiguar que fármaco conviene usar en los pacientes. Puesto que se están llevando a cabo investigaciones para identificar los genes que participan en el desarrollo de los TCA. Es decir, estudiar averiguar si estas disfunciones están propiciadas por uno o más genes.

Aunque este proceso es costoso, tal y como la Dra. Díaz afirma, pues los pacientes deben someterse cinco años como mínimo.

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