La tendencia a querer comer puede estar intrínseca en el cerebro de individuos con sobrepeso convirtiéndose en un biomarcador funcional
Durante el estudio, los científicos ofrecieron un bufet a 39 obesos y 42 personas de peso normal. Después realizaron escáneres cerebrales mediante resonancia magnética funcional y mostraron fotografías de la comida a los participantes para estimular su ansia.De esta forma descubrieron que en los obesos, el estímulo del ansia por la comida se asoció con una mayor conectividad entre la parte dorsal del núcleo caudado y la corteza somatosensorial, implicadas a los hábitos basados en la recompensa y la codificación del valor energético de los alimentos, respectivamente.
“Los resultados de nuestro estudio apoyan la idea de que el procesamiento de la recompensa tras los estímulos de la comida en la obesidad se asocia con cambios neuronales similares a los detectados en la adicción a sustancias”, destaca Oren Contreras-Rodríguez, principal investigadora de la Universidad de Granada.
"Todavía debe verse como una asociación entre el ansia por la comida y los cambios del cerebro"
En cambio, el ansia por la comida en personas con un peso normal se relacionó con una mayor conectividad entre diferentes partes del cerebro.
“Esto todavía debe verse como una asociación entre el comportamiento del ansia por la comida y los cambios del cerebro”, concluye la investigadora. Estos resultados, según losexpertos, proporcionan “potenciales biomarcadores cerebrales” que se pueden utilizar a través de tratamientos farmacológicos y técnicas de estimulación cerebral que podrían ayudar a controlar la ingesta de alimentos en situaciones clínicas.
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