Rayos infrarrojos y ultravioletas, ¿cuándo aplicar cada uno?

Ambos se utilizan para terapias de Medicina Estética, pero ¿en qué consiste cada uno de ellos? La SEME lo explica.

Estetic
3 marzo 2016 | 16:13 h
Rayos infrarrojos y ultravioletas, ¿cuándo aplicar cada uno?
Rayos infrarrojos y ultravioletas, ¿cuándo aplicar cada uno?
Las radiaciones solares que llegan a la tierra perciben, además de la luz visible, los rayos ultravioletas, que son los de mayor poder energético; y los rayos infrarrojos, más suaves y responsables de la sensación de calor en la piel.

No son lo mismo, pero ambos se utilizan en la fototerapia, así como en abordajes terapéuticos que utiliza la Medicina Estética en sus intervenciones. Es por esta capacidad terapéutica que la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) explica la diferencia entre ambos y las terapias en las que se debe utilizar cada uno.

RAYOS ULTRAVIOLETAS, PARA DESORDENES DE LA PIEL CRÓNICOS

Los rayos ultravioletas se utilizan en el tratamiento de desordenes de la piel crónicos, como el vitiligo o la psoriasis; se pueden aplicar asociados a medicamentos fotosensibilizantes que pueden conducir a un mayor efecto del tratamiento.

Además, forman parte del conjunto de técnicas empleadas por la fototerapia, que utiliza como método terapéutico la radiación electromagnética del espectro luminoso visible e invisible.

Asimismo, los rayos ultravioletas se han hecho especialmente populares como método de bronceado, eso sí, en este sentido, la SEME, asegura que lo más adecuado, siempre, es recibir asesoramiento clínico sobre los riesgos y precauciones a tomar antes de realizar este tipo de prácticas.

RAYOS INFRARROJOS, COMPLEMENTO A OTROS TRATAMIENTOS

Los rayos infrarrojos se emplean como técnica independiente y complementaria a otros tratamientos, ya que, aunque su penetración en el cuerpo es muy superficial, producen un aumento de la temperatura y del riego sanguíneo del área tratada.

Según la SEME, son una herramienta fundamental en la termoterapia, que engloba tratamientos en los que se utiliza el calor y el frío desde el punto de vista terapéutico.

Concretamente, su uso dentro de este campo está indicado para tratar la obesidad y la celulitis. Esta terapia consiste en la aplicación de infrarrojos a través de bandas que rodean las zonas a tratar, como abdomen, muslos, nalgas o brazos, aportando calor y dando lugar a un aumento de la actividad metabólica derivada de la gran absorción de radiación infrarroja por parte del tejido graso.

No obstante, esta técnica está contraindicada para personas hipotensas, insuficiencias hepáticas y renales, así como durante el periodo de la menstruación en las mujeres.


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