Muere el paciente de polio que llevaba paralizado y viviendo dentro de un pulmón de acero desde 1952

Ha muerto Paul Richard Alexander, el paciente de polio que llevaba más de 70 años inmovilizado de cintura para abajo y encerrado dentro de un gigantesco pulmón de acero

Paul Richard Alexander, paciente de polio que llevaba más de 70 años inmovilizado de cintura para abajo y encerrado dentro de un gigantesco pulmón de acero (FOTO: @kakape)
Paul Richard Alexander, paciente de polio que llevaba más de 70 años inmovilizado de cintura para abajo y encerrado dentro de un gigantesco pulmón de acero (FOTO: @kakape)
13 marzo 2024 | 17:30 h
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El pasado lunes 11 de marzo falleció, a los 78 años, Paul Richard Alexander, el estadounidense que llevaba desde 1952 viviendo dentro de un pulmón gigante de acero. Abogado y escritor, Alexander contrajo polio a los seis años de edad, quedando inmovilizado de por vida dentro de este aparatoso artilugio, que nunca llegó a abandonar del todo a pesar de que sí podía salir por largos periodos de tiempo. El periodista alemán Kai Kupferschmidt ha recordado su historia en X.

Y es que aquel 1952 fue uno de los años más duros de la enfermedad en Estados Unidos. Cerca de 58.000 niños cayeron infectados, y Alexander, paralizado de cuello para abajo, hubo de ser encerrado en un ventilador gigante que lo ayudaba a respirar. De hecho, hasta el momento de su muerte, era una de las pocas personas que quedaban vivas mientras permanecían dentro de un aparato como ese. Algo que, sin embargo, no le impidió alcanzar varias metas.

“Paul era una persona extraordinaria, y vivió una vida extraordinaria desde cualquier punto de vista"

Por ejemplo, convertirse en abogado a los 21 años en su Dallas natal o escribir un libro contando su experiencia. Sobre todo ello habló hace dos años Alexander en un podcast que tiene el propio periodista alemán junto con otros compañeros. “Paul nos habló de la vida plena que tuvo, del horror de la enfermedad, de estudiar derecho y ejercer como abogado, de escribir un libro y de mucho más”, escribe Kupferschmidt en su publicación de X, en la que destaca que la entrevista puede llegar a ser difícil de entender por el sonido del pulmón de acero

“Paul era una persona extraordinaria, y vivió una vida extraordinaria desde cualquier punto de vista. Recuerdo que me sorprendí cuando oí hablar por primera vez sobre él y que había personas que todavía necesitaban un pulmón de acero. Fue un recordatorio del terror de la polio y del poder de las vacunas”, señala. Tal fue así, que Alexander, en sus últimos años de vida, llegó a expresar su temor por el crecimiento del movimiento antivacunas, y porque enfermedades como la suya pudiesen volver a resurgir.

UNA VIDA LLENA DE ACTIVIDAD

A pesar de los avances tecnológicos -actualmente la mayoría de las personas que sufren parálisis de los músculos respiratorios usan ventiladores mecánicos que empujan el aire dentro de las vías respiratorias-, Paul siempre se mantuvo fiel a su máquina, ya que estaba muy acostumbrado a ella. Sin embargo, en el año 2015 esta comenzó a presentar problemas técnicos, y Paul solicitó ayuda a través de un vídeo de Youtube.

Finalmente, un mecánico, Brady Richards, se ofreció a reparar su máquina voluntariamente. A día de hoy, solo queda otro estadounidense más viviendo en una ‘jaula’ como la de Paul Richard Alexander debido a la poliomielitis, una epidemia de la que Estados Unidos no fue declarado libre hasta 1979. “Nunca me di por vencido”, afirmó en una entrevista concedida a The Guardian. Finalmente, ha sido el Covid-19 lo que acabado con su vida.

“Su historia viajó muy lejos, influyendo positivamente en personas de todo el mundo"

“Lo que más se me quedó grabado después de los episodios, y lo que más hablé después con mis compañeros, fue en realidad la fuerza de su espíritu, su ingenio, su voluntad de vivir la vida al máximo, mucho más allá de lo que la gente pensaba que era posible para él…”, insiste Kai Kupferschmidt. Así, después de graduarse, ejerció como abogado durante muchos años, y durante su etapa universitaria llegó a estar comprometido con una mujer llamada Claire. Sin embargo, la madre de ella nunca aprobó la relación, y terminó por vetarla.

A pesar de pasar largas etapas de su vida fuera de la máquina, en sus últimos años se vio obligado a vivir las 24 horas del día dentro de ella. "Estoy muy agradecido a todos los que donaron para la recaudación de fondos de mi hermano. Le permitió vivir sus últimos años sin estrés", escribió su hermano Philip en GoFundMe. “Su historia viajó muy lejos, influyendo positivamente en personas de todo el mundo. Paul fue un increíble modelo a seguir que seguirá siendo recordado”, recordó también Christopher Ulmer, creador de la página.

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