Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, adalid de la salud en la pandemia

La agencia juega un papel vital en la garantía de la salud pública en el viejo continente, pero se erige como uno de los grandes desconocidos durante la crisis sanitaria provocada por la Covid-19.

Andrea Ammon, directora general del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (Foto. ECDC)
Andrea Ammon, directora general del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (Foto. ECDC)

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), prevé un incremento moderado de las tasas de infección a lo largo de las próximas semanas, matizando que la transmisión, en la mayoría de los países del viejo continente, ya ha alcanzado su pico.

Su directora, Andrea Ammon, recordaba a través de un comunicado que "la pandemia no ha terminado", indicando que, a pesar de que existen tendencias decrecientes sobre las nuevas infecciones por Covid-19 a nivel europeo, todavía siguen siendo necesarios esfuerzos que frenen y limiten la transmisión del nuevo coronavirus. “Es importante cumplir con las recomendaciones sobre distanciamiento físico y mantener altos estándares de higiene de manos y protocolo respiratorio”.

Unas recomendaciones sobre las que ha hecho especial hincapié durante la pandemia ya que sus informes han reforzado las conclusiones que evidencian que las estrictas medidas de distanciamiento social adoptadas por muchos gobiernos han conseguido reducir la transmisión comunitaria.

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ha sido una de las instituciones destacadas en la gestión de la pandemia a nivel europeo, a pesar de que su nombre se ha visto eclipsado por a nivel mediático por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero su papel es fundamental.

El centro facilita datos de vigilancia y asesoramiento científico sobre un total de 52 enfermedades transmisibles de declaración obligatoria y sobre brotes de enfermedades y amenazas para la salud pública

Creado en 2005 y con sede en Estocolmo (Suecia), esta agencia de la Unión Europea tiene como misión contribuir a la defensa de Europa contra las enfermedades infecciosas. El centro facilita datos de vigilancia y asesoramiento científico sobre un total de 52 enfermedades transmisibles de declaración obligatoria y sobre brotes de enfermedades y amenazas para la salud pública.

La agencia actúa basándose en su experiencia y en el conocimiento de los expertos, redes paneuropeas de enfermedades transmisibles y de los organismos nacionales de salud pública. Su papel en la pandemia ha sido de vital importancia tal y como queda reflejado en las funciones que le fueron concedidas en el momento de su creación:

  • Proporciona asesoramiento científico a los gobiernos e instituciones de la Unión Europea.
  • Garantiza la detección precoz y el análisis de las amenazas emergentes de la Unión Europea.
  • Coordina el Programa Europeo de Formación en Epidemiología de Intervención y el Programa Europeo de Formación en Microbiología para la Salud Pública.
  • Ayuda a los gobiernos de la Unión Europea a prepararse contra los brotes de enfermedades.
  • Organiza cada año la Conferencia científica europea sobre epidemiología aplicada de las enfermedades infecciosas.

Con el objetivo de poder cumplir con sus obligaciones, maneja tres sistemas distintos pero esenciales para el control de las enfermedades infecciosas en el continente europeo:

  • Sistema SAPR (alertas de detección de amenazas).
  • Plataforma EPIS (información epidemiológica).
  • Sistema TESSy (vigilancia).

POLÉMICAS DURANTE LA PANDEMIA

En la pandemia este centro, junto con la OMS, ha marcado las directrices a seguir sugiriendo, por ejemplo, las normas que establecen el sistema de contabilización de fallecidos. Un sistema que ha chocado con los datos ofrecidos por España a pesar de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, reiteraba recientemente que el recuento de fallecidos en nuestro país se encuentra en la línea de lo marcado por la OMS y por el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Las decisiones de la agencia no han estado exentas de polémica como su cambio de criterio en relación al uso de las mascarillas el pasado mes de abril. Hasta ese momento, únicamente aconsejaba su uso a sanitarios y enfermos que presentasen síntomas, pero reconocía el 8 de abril que podían resultar de gran utilidad para toda la población. “Puede ser una extensión a la actual práctica de llevarla para los individuos con síntomas”, rezaba su informe.

Al igual que se ha evidenciado la necesaria reforma de la OMS, son cada vez más las voces que solicitan que el ECDE debería fortalecerse incrementado su poder ejecutivo 

Uno de los puntos críticos de su gestión ha sido la reunión mantenida los días 18 y 19 de febrero en la que participó el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias (CCAES), Fernando Simón. Una cita que fue cuestionada por la directora de Salud Pública de la OMS, María Neira, tras considerar que no se valoró de forma adecuada el riesgo que entrañaba la Covid-19.

"Se abordaron aspectos relacionados con el virus, posibles medidas de salud pública, movilidad y mecanismos de detección control de viajeros y se valoraron medidas realizables para la prevención de acuerdo a los casos de aquel momento, además de hablar sobre recursos disponibles de la Unión Europea y del impacto que podría suponer el cierre de exportaciones de China, entre otros temas", argumentaba Simón recalcando que, “en ningún momento” se subestimó al virus.

Su necesario papel era destacado hace unos días por Salvador Illa que anunciaba en rueda de prensa la necesidad de que “se refuerce el papel del Centro Europeo de Control de Enfermedades”, como adalid de la salud pública europea.

En este sentido, al igual que se ha evidenciado la necesaria reforma de la OMS, son cada vez más las voces que solicitan que el ECDE debería fortalecerse incrementado su poder ejecutivo mediante la creación de una institución que actúe como la única referencia entre todos y cada uno de los estados miembros tras los efectos devastadores de la pandemia en el viejo continente

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