Hace poco más de dos meses, cuando la propagación de la pandemia de coronavirus no era una realidad, Anders Tegnell solo era un funcionario público más de la Agencia de Salud Pública de Suecia. Semanas después, este profesional se ha convertido en la cara visible de la estrategia del país frente al SARS-CoV-2.
El plan, que permite mantener abiertas instalaciones como los colegios, los restaurantes o los comercios, ha llevado a que sea reconocido por la calle y que muchos muestren su admiración por el epidemiólogo de una forma peculiar: en concreto, a través de un tatuaje con su rostro.
“Creo que Tegnell es la cara al exterior durante esta crisis y, para mí, está haciendo un buen trabajo porque ha estado en primera línea y ha desarrollado una labor excelente”
“Creo que Tegnell es la cara al exterior durante esta crisis y, para mí, está haciendo un buen trabajo porque ha estado en primera línea y ha desarrollado una labor excelente”, ha manifestado Gustav Lloyd Agerblad, un ciudadano de 32 años que ha decidido tatuarse la cara de Tegnell en su brazo.
Hay que recordar que la estrategia de Suecia no ha sido eliminar el virus, sino frenar su propagación lo necesario para que el sistema de salud pueda hacerle frente. En este contexto, sus acciones no se han basado en prohibiciones, sino en medidas voluntarias que apuestan por el distanciamiento social y una correcta higiene.