Según indica la farmacéutica, se trata de una medida para “racionalizar las operaciones y concentrar más eficazmente los recursos en el desarrollo de nuevos medicamentos, así como mejorar su estructura de costes”.
"Estas medidas harán de Lilly una organización global más ágil y aceleraremos el progreso hacia nuestros objetivos a largo plazo"
Con el despido de estas 3.500 personas, la firma espera ahorrar 500 millones de dólares, aunque también confía en que la mayoría de estas bajas se produzcan por bajas voluntarias de jubilaciones anticipadas. Según ha indicado David A. Ricks, presidente y director ejecutivo de Lilly, “tenemos una abundancia de oportunidades, hemos lanzado ocho medicamentos en los últimos cuatro años y tenemos el potencial para lanzar dos más antes de final de año”; sin embargo, “para realizar plenamente estas oportunidades e invertir en la próxima generación de nuevos medicamentos, estamos tomando estas medidas, para racionalizar nuestra organización y reducir nuestros costes fijos en todo el mundo”.
En este sentido, Ricks considera que estas medidas harán que Lilly sea “una organización global más ágil y aceleraremos el progreso hacia nuestros objetivos a largo plazo, que son aumentar los ingresos, ampliar los márgenes operativos y mantener el flujo de medicamentos que forman nuestro pipeline”.
Otras de las medidas que ha comunicado la farmacéutica son trasladar la producción de su planta de fabricación de Larchwood a una planta ya existente en Fort Dodge, y continuar los esfuerzos de mejora de la productividad en todo el mundo; además, cerrará una oficina de investigación en Bridgewater (Nueva Jersey) y el Centro de Investigación y Desarrollo de Lilly China, en Shanghai, a medida que la compañía agilice sus actividades en I D.