Logran desarrollar una nueva tinta biomédica para impresoras 3D

El material se puede integrar en todo tipo de polímeros adicionales, incluidos el colágeno, fibrinógeno y ácido hialurónico lo que proporciona a los dispositivos impresos las propiedades físicas y mecánicas deseadas.

Esta nueva tina (en realidad es un gel) está fabricada con fibras de celulosa y nanopartículas poliméricas biodegradables (Foto. ETH Zurich)
Esta nueva tina (en realidad es un gel) está fabricada con fibras de celulosa y nanopartículas poliméricas biodegradables (Foto. ETH Zurich)
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25 abril 2020 | 00:25 h

La impresión 3D tiene en la actualidad múltiples aplicaciones en ámbito de la medicina. Pero, si tenemos en cuenta la velocidad a la que evolucionan las nuevas tecnologías, lo cierto es que los implantes personalizados pueden ofrecer todavía muchas ventajas para los pacientes.

En este campo son los denominados como Bioinks el principal centro de cada vez un mayor número de investigaciones que tienen por objetivo expandir su uso en la fabricación, por ejemplo, de implantes auditivos. 

Cuando hablamos de Bioinks lo hacemos de una sustancia fabricada con células vivas que se emplean en la impresión 3D de modelos complejos de tejidos. Estos bioenlaces consiguen imitar un entorno de matriz extracelular que facilita la adhesión, proliferación y diferenciación de las células vivas.

En este escenario hay que poner el foco en las tintas biocompatibles que deben ser desarrolladas a través de una aplicación específica para que su uso sea aprobado y permitido en seres humanos.

Una nueva investigación desarrollada por ETH Zurich ha informado del desarrollo de una nueva tinta que puede adaptarse a los diferentes tipos de dispositivo, ya sean válvulas cardiacas, ligamentos, ojos y una amplia variedad de implantes.

Está fabricado con fibras de celulosa y nanopartículas poliméricas biodegradables. En un estado inicial se presenta en estado sólido pero, cuando se pasa a través de la boquilla de la impresora 3D, pasa a líquido siendo más maleable

Esta nueva tina (en realidad es un gel) está fabricada con fibras de celulosa y nanopartículas poliméricas biodegradables. En un estado inicial se presenta en estado sólido pero, cuando se pasa a través de la boquilla de la impresora 3D, pasa a líquido siendo más maleable. Cuando termina de atravesar esta vuelve a su estado sólido.

Las fibras de celulosa dentro de material se unen a las nanopartículas cuando se encuentran en reposo y no se aplica ningún tipo de presión. Cuando se someten a presión estas uniones “se rompen” y vuelven a su forma original una vez la presión ha dejado de ser ejercida.

El material se puede integrar en todo tipo de polímeros adicionales, incluidos el colágeno, fibrinógeno y ácido hialurónico lo que proporciona a los dispositivos impresos las propiedades físicas y mecánicas deseadas. Entre estas propiedades destacan la resistencia y la flexibilidad que tienen importantes aplicaciones en el uso de implantes impresos 3D en medicina.

Además, se pueden integrar diferentes implantes con compuestos funcionales que promueven el crecimiento del tejido, reportan distintos efectos terapéuticos y realizan novedosas acciones dentro del organismo.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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