Desarrollan un sensor miniaturizado para monitorizar la dieta

Este sistema, impulsado por especialistas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tufts, podría aumentar la precisión del vínculo entre la salud y la alimentación.

Uno de los sensores, integrado en un diente, desarrollado por el equipo de investigadores de la Universidad Tufts
Uno de los sensores, integrado en un diente, desarrollado por el equipo de investigadores de la Universidad Tufts
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2 abril 2018 | 00:00 h

A día de hoy resulta complicado monitorizar, en tiempo real, todo aquello que sucede en el interior de nuestro organismo. Al menos, hasta ahora. Y es que un equipo de investigadores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tufts en Massachusetts (Estados Unidos) ha diseñado unos nuevos sensores miniaturizados que se montan en un diente y que, de forma inalámbrica, transmiten información de parámetros como la glucosa o el consumo de alcohol y sal.

El estudio, que se publicará próximamente en la revista científica Advanced Materials, es un punto de partida para el registro y la detección, en un futuro, de una amplia gama de nutrientes, sustancias químicas y estados fisiológicos. Hay que recordar que, hasta el momento, cualquier tipo de monitorización similar se enfrentaba a una serie de problemáticas como el uso de un protector bucal, un cableado voluminoso o la necesidad de un reemplazo frecuente a medida que los sensores se iban degradando.

"En teoría, podemos modificar la capa bioreactiva en estos sensores para apuntar a otros químicos, por lo que solo nos limita nuestra creatividad"

Por todo ello, el grupo de expertos de Tufts ha buscado una tecnología que se adapte mejor a las necesidades de los humanos y, por lo tanto, desarrollaron un sensor de dos milímetros que se puede adaptar y unir, sin mayor problema, a la superficie irregular de un diente. Atendiendo a detalles concretos, estos sistemas están formados por tres capas intercaladas entre sí: una central "bioreactiva" que absorbe las sustancias químicas que se detectan, y otras dos externas que están representadas por dos cuadrados de oro.

Todas las capas actúan, de forma conjunta, como una pequeña antena, recogiendo y transmitiendo ondas de radiofrecuencia. "En teoría, podemos modificar la capa bioreactiva en estos sensores para apuntar a otros químicos, por lo que solo nos limita nuestra creatividad", apuntan Fiorenzo Omenetto y Frank C. Doble​, docentes de Ingeniería del centro universitario estadounidense. 

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