Investigadores del CiMUS avanzan en la detección y tratamiento del glioblastoma con nanotecnología

El equipo dirigido por María José Alonso y Pablo Aguiar avanza en el diagnóstico temprano y el tratamiento de esta enfermedad en el marco de la plataforma de micro-mecenazgo de la USC Sumo Valor

Equipo de investigación del CiMUS (Foto, CiMUS)
Equipo de investigación del CiMUS (Foto, CiMUS)
Ander Azpiroz
30 marzo 2024 | 00:00 h

El glioblastoma es un tumor que se origina en el cerebro y se caracteriza por ser de rápido crecimiento y agresividad, afectando sobre todo a las personas mayores. Investigadores del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) dirigidos por María José Alonso y Pablo Aguiar, avanzan en el diagnóstico temprano y el tratamiento de esta enfermedad gracias a la nanotecnología en el marco de la plataforma de micro-mecenazgo de la USC Sumo Valor, que busca la participación ciudadana para recaudar fondos a través de donaciones.

La investigación, que se integra en el programa DIAGBI de la convocatoria de Proyectos de I+D+i en líneas estratégicas en colaboración público-privada del Ministerio de Ciencia e Innovación, se trata de un gran avance en un tumor que en la actualidad no cuenta con tratamiento y la supervivencia media no supera los 14 meses desde el diagnóstico. “Esto se debe a que la investigación se ha focalizado en otros tipos de cáncer con mayor prevalencia, como el de mama, próstata o pulmón. En el caso de los tumores cerebrales, la falta de inversión ha llevado a que el pronóstico de los pacientes hoy sea similar al que tenían hace varias décadas”, explica la investigadora principal María José Alonso.

“La gran dificultad que plantea nuestro proyecto y que pretendemos solucionar con el desarrollo de nanopartículas que permitan al radiofármaco atravesar las diferentes barreras biológicas con las que se encuentra"

La nanotecnología significa un gran desafío para este grupo de la USC, ya que supone llevar radiofármacos desde su inyección intravenosa hasta el glioblastoma. Según apunta Alonso, gracias al anticuerpo monoclonal el radiofármaco debería unirse específicamente al tumor, aunque para que esto ocurra primero tiene que llegar hasta allí.

“La gran dificultad que plantea nuestro proyecto y que pretendemos solucionar con el desarrollo de nanopartículas que permitan al radiofármaco atravesar las diferentes barreras biológicas con las que se encuentra. El mayor desafío lo encontrará en el cerebro, donde primero tiene que superar la barrera hemato-encefálica y posteriormente en el cerebro hasta alcanzar las células tumorales”, sostiene Alonso.

TRABAJO DE CAMPO

El trabajo dirigido desde el CiMUS de la USC cuenta con una primera parte de desarrollo en el laboratorio, en el que ensayarán diferentes formulaciones de nanopartículas y buscarán la solución óptima para atravesar la barrera hemato-encefálica. Además, se llevarán a cabo pruebas de unión de los anticuerpos a los isótopos radioactivos para formar el radiofármaco. Según apuntan los investigadores, la primera fase debería tener como resultado varios prototipos de nanopartículas que sean capaces de encapsular los radiofármacos.

En cuanto a la segunda parte, el investigador principal del CiMUS, Pablo Aguiar explica que “se centrará en la validación in vivo de los prototipos”. Para ello, trabajarán con modelos de animales de glioblastoma y con equipamiento de imagen de última generación para comprobar la eficacia en términos de diagnóstico y tratamiento.

La orientación traslacional de los experimentos permitirá generar evidencia trasladable a un ensayo clínico, y, en definitiva, suponer un cambio de paradigma en el tratamiento del glioblastoma

“Primero, investigaremos si nuestros radiofármacos son capaces de alcanzar el tumor de forma específica mediante las imágenes de PET y, posteriormente, comprobaremos si los electrones son capaces de eliminar las células tumorales y controlar el crecimiento del tumor”, apunta Aguiar.

Los científicos confían en que los resultados muestren el aumento de la supervivencia en los animales comparados con los tratamientos convencionales basados en quimioterapia. La orientación traslacional de los experimentos permitirá generar evidencia trasladable a un ensayo clínico, y, en definitiva, suponer un cambio de paradigma en el tratamiento del glioblastoma y otros cánceres de difícil diagnóstico. “Nuestra investigación podría generar la evidencia necesaria para poder plantear un ensayo clínico en el plazo de unos tres años” aseguran María José Alonso y Pablo Aguiar.

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