Laura Lechuga, pionera en nanotecnología: "No recuerdo que me hablaran de Marie Curie en el colegio"

La profesora de investigación del CSIC reflexiona en una entrevista en SaluDigital sobre la falta de referentes femeninos en su propia formación

Laura Lechuga. (Foto: CIBER-BBN)
Laura Lechuga. (Foto: CIBER-BBN)
Marta Almeida
11 febrero 2024 | 00:00 h

Laura Lechuga, profesora de investigación del CSIC en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), primera mujer en recibir el Premio Nacional de Investigación en Transferencia de Tecnología y una de las pioneras en el campo de la divulgación científica, emprendió su camino matriculándose en el grado de ciencias Químicas en la Universidad de Cádiz. Con la culminación de su carrera, surgió la inquietud por alcanzar nuevas alturas a través de una tesis doctoral, un desafío que la llevó al Centro Nacional de Microelectrónica en Madrid, en el seno del CSIC.

Siendo doctora por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Laura prosiguió su camino con un postdoctorado en el prestigioso MESA Research Institute for Nanotechnology en Holanda, donde desarrolló dispositivos biosensores optoelectrónicos, siendo un trabajo precursor en su tiempo. Este episodio marcó su trayectoria antes de regresar a su tierra natal, donde aseguró una posición permanente en el CSIC, iniciando la formación de su propio grupo de investigación.

En mitad de una era en la que la mayoría se abocaba a la ciencia básica, ella se aventuró en la creación de un grupo multidisciplinario excepcionalmente aplicado. Reunió físicos, químicos, biotecnólogos e ingenieros en un tejido colaborativo, desafiando la compartimentación que caracterizaba la investigación en aquel entonces. Su enfoque no solo fue científico, sino también profundamente orientado hacia la transferencia de conocimientos a la sociedad.

En la actualidad, el grupo dirigido por la científica se enfoca en el desarrollo de tecnologías revolucionarias para simplificar el proceso diagnóstico en comparación con las prácticas actuales empleadas en hospitales y laboratorios. La propia investigadora lo cuenta en una entrevista para Consalud.es:  “Con una simple gota de sangre, una gota de orina, una lágrima o una gota del sudor construimos unos dispositivos que te permiten dar respuestas en muy poco tiempo y con muy poca muestra”.

“Hacer que el diagnóstico sea accesible para todos, enfocándose en la rapidez y la fiabilidad de los resultados”

La misión principal de su equipo es “hacer que el diagnóstico sea accesible para todos, enfocándose en la rapidez y la fiabilidad de los resultados”. Aplicando principios hasta a nivel nano, logran el funcionamiento de dispositivos con una sensibilidad extraordinaria, capaces de detectar la presencia de una sola bacteria. Este enfoque hacia la nanomedicina presenta avances significativos en el diagnóstico precoz y tratamientos eficientes contra el cáncer, depresión e infecciones, mostrando un prometedor horizonte para el futuro de la medicina. 

El trayecto que emprendió desde joven Laura Lechuga, no ha sido un camino fácil. En su libro "Una Científica Saltando Vallas", revela los desafíos que ha enfrentado como mujer en el campo científico. Para ella, el problema de la desigualdad de género se extiende a todas las profesiones, observando que las mujeres tienden a quedarse en escalones más bajos, mientras los puestos de dirección son ocupados predominantemente por hombres.

“Si miramos por ejemplo el número de mujeres que hacen tesis doctorales a día de hoy, es casi el mismo o incluso mayor que el número de hombres. Pero según vas progresando en la carrera, se van perdiendo el número de mujeres. Las mujeres siempre se quedan en los escalones más bajos y al final siempre le tocan a los hombres”, relata la investigadora del CIBER-BBN.

“Todos mis compañeros te dirán que no son machistas pero luego cuando estás en una reunión escuchas comentarios micromachistas”

Además, Laura aprovechó la entrevista para subrayar la importancia de cambiar la educación desde temprana edad para abordar esta cuestión. Reconoce la complejidad del problema, incluyendo la conciliación familiar, y señala que las mujeres a menudo son percibidas como menos valiosas en comparación con sus compañeros masculinos. “Todos mis compañeros te dirán que no son machistas pero luego cuando estás en una reunión escuchas comentarios micromachistas”, confesó.

La profesora de investigación del CSIC reflexiona también sobre la falta de referentes femeninos en su propia formación, lamentando la ausencia de modelos a seguir que podrían haber facilitado su integración y evitado la lucha constante contra estereotipos. “Si hubiera tenido referentes como tienen ahora, creo que me hubiera sentido más integrada, y no habría tenido que luchar a contracorriente”, destaca y añade: “Cuando había que solucionar algo, siempre aparecía al rescate el ingeniero, el médico, el superhéroe, siempre eran hombres. No recuerdo siquiera que me hubieran hablado de Marie Curie en el colegio”.

Ante esto, y teniendo en cuenta la próxima conmemoración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, Laura alienta a todas las mujeres a perseguir sus sueños, desafiando las limitaciones impuestas por género, y subraya que las mujeres pueden alcanzar cualquier meta con determinación y trabajo arduo. “Que no te digan esto tú no lo puedes hacer, eso es mentira, absolutamente mentira”, concluye.

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