Investigadores logran desarrollar modelos in vitro de neuroblastoma para buscar nuevos biomarcadores

El Grupo de Nanobioingeniería del IBEC ha llevado a cabo dos estudios que han permitido identificar el biomarcador GB3 como una posible diana terapéutica para futuras nanoterapias contra el neuroblastoma

La doctora Aranzazu Villasante en los laboratorios del IBEC (Foto: IBEC)
La doctora Aranzazu Villasante en los laboratorios del IBEC (Foto: IBEC)
Carmen Bonilla
2 abril 2024 | 00:00 h
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El neuroblastoma es un tipo de cáncer clasificado como cáncer del desarrollo, debido a que surge antes del nacimiento, durante la formación de órganos y tejidos. Se trata de uno de los cánceres pediátricos más comunes, que se origina a partir de células cancerosas cuyo desarrollo tiene lugar en los neuroblastos, un tipo de tejido nervioso inmaduro. Generalmente, suele afectar a las glándulas suprarrenales.

Una de las características del neuroblastoma es su elevada vascularización, que puede ser mediada por un proceso conocido como transdiferenciación. En él, las células cancerosas se transforman en células endoteliales que forman los vasos sanguíneos del tumor. Este proceso ha sido asociado con la resistencia a los tratamientos y la recurrencia del cáncer.

En este contexto, y con el objetivo de encontrar nuevos biomarcadores y diseñar terapias efectivas contra este tipo de cáncer, el Grupo de Nanobioingeniería del IBEC busca desarrollar modelos in vitro de neuroblastoma, que permitan replicar su característica vasculatura. Ahora, esto ha sido posible gracias a dos nuevos estudios.

"Descubrimos que, al modificar el sustrato de la placa simulando la rigidez de las arterias y venas humanas, las células comenzaban a formar la vasculatura alternativa característica del neuroblastoma que buscábamos”

Estos dos estudios se han llevado a cabo en dos sistemas fácilmente replicables: el modelo más simple, en 2D, empleado para investigar posibles dianas terapéuticas, y un chip microfluídico, más complejo, diseñado para el cribado de fármacos. Además, han permitido identificar el biomarcador GB3 como una posible diana terapéutica para futuras nanoterapias contra el neuroblastoma. Así, el modelo permitió a los investigadores confirmar que las células tumorales expresaban el biomarcador GB3, un receptor celular implicado en la formación de vasos sanguíneos, la metástasis y la resistencia a fármacos.

“Cuando pones células de neuroblastoma en una placa de cultivo en 2D, no llevan a cabo el proceso de transdiferenciación como lo harían en condiciones fisiológicas. Sin embargo, descubrimos que, al modificar el sustrato de la placa simulando la rigidez de las arterias y venas humanas, las células comenzaban a formar la vasculatura alternativa característica del neuroblastoma que buscábamos”, explica la doctora Aránzazu Villasante, autora principal de los estudios e investigadora del IBEC, la Universidad de Barcelona y el CIBER-BBN.

A continuación, el siguiente paso consistió en realizar un estudio piloto con nanopartículas. “Decoramos la superficie de las nanopartículas con una toxina que sabemos que se une a GB3 y observamos que estas iban directas a las células de neuroblastoma”, indica la doctora Vilasante. Estos resultados ponen de manifiesto el potencial de GB3 como diana terapéutica para el diseño de futuras nanoterapias dirigidas.

Ahora, el siguiente paso será trasladar los estudios al modelo microfluídico, más complejo, que permitirá hacer un cribado de fármacos y seleccionar los de mayor potencial antes de iniciar estudios in vivo. La investigación ha contado con la colaboración del Pediatric Cancer Center Barcelona del Hospital Sant Joan de Déu y el Instituto de Investigación Sanitaria (IDIVAL) de la Universidad de Cantabria.

EL ABORDAJE DEL NEUROBLASTOMA, DETERMINADO POR SUS CARACTERÍSTICAS

El neuroblastoma está causado, en determinadas ocasiones, por una mutación en un gen que se transmite de padres a hijos. Entre sus síntomas y signos principales, se incluye la presencia de una masa en el abdomen, el cuello o el tórax, así como el dolor de huesos. Para su diagnóstico, se llevan a cabo pruebas que examinan numerosos tejidos y líquidos diferentes del cuerpo, siendo una de ellas la biopsia.

Ahora, el siguiente paso será trasladar los estudios al modelo microfluídico, más complejo, que permitirá hacer un cribado de fármacos y seleccionar los de mayor potencial antes de iniciar estudios in vivo

Generalmente, el pronóstico y las opciones de tratamiento dependen de aspectos como la edad, las características histológicas del tumor o el grupo de riesgo al que pertenece el niño. En lo relativo al tratamiento, hay niños de hasta seis meses en los que este tumor desaparece sin necesidad de someterse a terapia.

Sin embargo, en los casos en los que esto no sucede, el niño puede tener que someterse a resección quirúrgica, quimioterapia, radioterapia, quimioterapia en alta dosis con trasplante de células madre, ácido cis-retinoico e imunoterapia. El menor recibirá un tratamiento u otro en función de las características del tumor o del grupo de riesgo al que pertenezca.

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