Parches de tejido artificial para sanar corazones dañados

Están fabricados con polímeros termoplásticos a base de poliéster, un material biocompatible y muy utilizado en la medicina actual.

Los parches han sido fabricados con polímeros termoplásticos a base de poliéster, un material biocompatible comúnmente utilizado en medicina (Foto. Trinity College)
Los parches han sido fabricados con polímeros termoplásticos a base de poliéster, un material biocompatible comúnmente utilizado en medicina (Foto. Trinity College)

Después de sufrir un infarto de miocardio, el tejido cardíaco dañado suele presentar problemas para sanar de forma correcta. No solo la acción del bombeo de sangre se ve debilitada debido a la muerte de células musculares, sino que también puede verse afectada la conducción eléctrica del corazón (impulsos eléctricos generados por el músculo cardíaco que estimulan los latidos).

Con el objetivo de contribuir a una recuperación más rápida, un grupo de científicos del Trinity College de Dublín (Irlanda), han desarrollado unos parches de tejido artificial que imitan la conductividad eléctrica del tejido cardíaco, al mismo tiempo que es capaz de resistir los movimientos que produce el corazón con cada uno de sus latidos.

Los parches han sido fabricados con polímeros termoplásticos a base de poliéster. Se trata de un material biocompatible comúnmente utilizado en medicina. El problema es que en su estado normal. No es lo suficientemente resistente como para resistir la flexión continua del corazón.

“El nuestro es uno de los pocos estudios que analiza un material tradicional y, a través de un diseño efectivo, nos permite imitar el movimiento mecánico del corazón”

Para solucionar este problema los investigadores han trabajado con la compañía Spraybase para aplicar una técnica que permite la creación de geometrías especiales dentro del material y que pueden diseñarse para que este se mueva de la forma deseada.

“El nuestro es uno de los pocos estudios que analiza un material tradicional y, a través de un diseño efectivo, nos permite imitar el movimiento mecánico del corazón”, explica Michael Monaghan, autor principal del artículo que recoge los resultados del estudio y que ha sido publicado en Advanced Functional Materials.

“Se trata de un logro muy novedoso que hemos denominado como ‘electrofusión’ y, mediante una estrecha colaboración con nuestros proveedores, hemos podido personalizar cada paso del proceso de diseño para atender a las necesidades finales”.

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