El sistema permite conocer antes de entrar en el cerebro "todo lo que nos vamos a encontrar, con un índice de error prácticamente nulo"
Así, se puede simular las vías de acceso a la lesión, conocer su vascularización y si está cerca de estructuras vitales. “Nos hace conocer la intervención con toda precisión antes de llevarla a cabo y estudiar todo lo que rodea al tumor, identificando los enemigos que nos vamos a encontrar hasta llegar a él”, explica Rafael García de Sola, Director de Unidad de Neurocirugía RGS.A este sistema de planificación de la neurocirugía se une la tractografía, que permite ver las principales vías de conexión cerebrales (que llevan las órdenes motoras, la sensibilidad, la visión, el habla, etc.) y su relación con la lesión, de manera que se evita lesionarlas y provocar un déficit neurológico.
Antes de la implantación de esta tecnología, explica García de Sola, “solo podíamos ver los vasos que nos íbamos encontrando hasta llegar a la lesión, pero con el nuevo sistema somos capaces de conocer antes de entrar en el cerebro todo lo que nos vamos a encontrar, con un índice de error prácticamente nulo. También conocemos dónde se encuentra el tejido tumoral y el no patológico”.
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