Un estudio de la Universidad de Brigham Young en Utah ha demostrado que la soledad y el aislamiento social pueden incrementar el riesgo de muerte prematura hasta un 50%. Para la elaboración del estudio, los investigadores analizaron cómo estos factores influían en el riesgo de muerte prematura mediante dos metanálisis, que analizaban el vínculo entre la soledad, el aislamiento social y la mortalidad. El primer metanálisis reveló que el riesgo de muerte prematura era un 50% menor para los adultos con una mayor conexión con otras personas, en comparación con los que estaban socialmente aislados. Mientras que en el segundo, se comprobó que la soledad, el aislamiento social y el hecho de vivir solo estaban asociados con un mayor riesgo de muerte prematura. Por lo que, este estudio demuestra cómo la soledad y el aislamiento social se han convertido en epidemias tan grandes que superan a la de la obesidad.