La Consejería de Sanidad asturiana, liderada por Francisco del Busto, pondrá en marcha la Comisión de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Principado, un órgano colegiado de asesoramiento para apoyar a la Administración en la toma de decisiones acerca de la introducción, modificación o exclusión de técnicas, tecnologías o procedimientos, tanto en la práctica clínica como en la cartera complementaria de servicios.
Según señalan desde la Consejería, la comisión analizará técnicas y medios y planteará recomendaciones atendiendo a criterios de seguridad, efectividad, eficiencia y equidad. Estará compuesta por un equipo multidisciplinar de expertos en clínica, epidemiología, evaluación económica y de tecnologías, calidad asistencial y bioética. Además, contará con el apoyo técnico de la Oficina de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Principado.
“Se han dado casos en los que tecnologías de probada eficacia y que en conjunto implican un ahorro de costes han sufrido demoras en su difusión, por lo que es importante establecer un procedimiento que mejore estas situaciones”
La directora general de Planificación Sanitaria, Concepción Saavedra, ha explicado que el Principado pretende garantizar que las tecnologías que se incorporan a los centros sanitarios sean las más adecuadas para atender las necesidades de los usuarios. En este sentido, ha subrayado que la comisión mejorará los mecanismos de control en la introducción de nuevos medios, asegurando que se incorporen aquellos que más contribuyen a mejorar el estado de salud de la población.
“Se han dado casos en los que tecnologías de probada eficacia y que en conjunto implican un ahorro de costes han sufrido demoras en su difusión, por lo que es importante establecer un procedimiento que mejore estas situaciones”, ha matizado.
La creación e implantación de nuevas tecnologías en el ámbito sanitario tiene unas características concretas, marcadas por la alta cualificación de los recursos humanos y la relevancia de sus innovaciones, y por cómo condicionan la práctica clínica y la propia organización asistencial. Su incorporación es un proceso complejo, influido por numerosos factores como la rapidez de los avances, las expectativas crecientes de la población o la dificultad de contar con información fiable y actualizada.