Cataluña declara la guerra al amianto con la aprobación de un nuevo proyecto de ley

En Cataluña se calcula que existen cerca de 4 millones de toneladas de fibrocemento y entre unas 6 y 30.000 toneladas de proyectados y calorifugados, entre otros materiales

Techos de amianto. (GenCat)
Techos de amianto. (GenCat)
CS
8 mayo 2024 | 12:25 h
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Cataluña ha aprobado el Proyecto de ley para la erradicación del amianto en Cataluña, un nuevo marco jurídico que, una vez se apruebe en el Parlament, permitirá avanzar en la eliminación eficiente y segura del amianto de edificios e instalaciones. La nueva norma hará posible una actuación común por parte de todas las administraciones públicas para poner fin a la presencia de amianto ya los efectos nocivos que tiene sobre la salud de las personas, animales y el medio ambiente.

En este sentido, prevé facilitar la localización de los materiales que contengan amianto; garantizar la seguridad y la salud de las personas que gestionan su retirada y de la ciudadanía en general; y asegurar una adecuada atención a las personas con problemas de salud derivados de la exposición al amianto. Desde la Generalitat remarcan que el impulso de esta iniciativa legislativa no habría sido posible sin el "compromiso y la implicación" de las entidades cívicas y sociales, de las asociaciones vecinales, de los gobiernos locales y de los agentes sociales, y de varios departamentos de la Generalidad de Cataluña.

Una gran parte se instaló entre los años 60 ya finales de los años 80, y se considera que todos estos materiales ya han alcanzado el final de su vida útil o están llegando a ellos, y ahora conviene retirarlos

En Cataluña se calcula que existen cerca de 4 millones de toneladas de fibrocemento y entre unas 6 y 30.000 toneladas de proyectados y calorifugados, entre otros materiales. En 2021 se prohibió su uso, producción y comercialización. Una gran parte se instaló entre los años 60 ya finales de los años 80, y se considera que todos estos materiales ya han alcanzado el final de su vida útil o están llegando a ellos, y ahora conviene retirarlos. Si bien se han llevado a cabo diversas actuaciones sectoriales para erradicarlo, nunca se ha abordado de forma transversal. La Unión Europea recomienda su retirada en 2028 de todos los edificios públicos, y del conjunto de la Unión, en 2032.

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