Varios meses después de que las sociedades científicas y e incluso la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial se posicionaran al respecto, Galicia ha sido la primera comunidad autónoma en prohibir la acción de fumar en espacios públicos en caso de no poder mantener la distancia de seguridad. Se trata de una medida más para combatir la Covid-19, que podría extenderse por el territorio español en los próximos días.
Para valorar esta actuación, ConSalud.es ha hablado con uno de los integrantes del comité clínico que ha avalado la medida y que asesora a la Consejería de Sanidad y a la Xunta: el Dr. Alberto Fernández Villar, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo y presidente de la Sociedad Gallega de Patología Respiratoria (Sogapar), entre otros cargos.
"Hay que ser muy estrictos para que el fumador tenga claro que debe tener una distancia de seguridad adecuada con otras personas para poder fumar en lugares públicos”
Según ha indicado, no se trata de una nueva norma en sí sino que conforma “una matización” ligada a la disposición de finales de junio impulsada también en Galicia sobre el uso obligatorio de las mascarillas en lugares púbicos. Es, ha precisado, “una inquietud que parte del comité y que está basada en fundamentos científicos como el hecho de que hay una evidencia clara de la influencia del tabaquismo”.
En todo caso, ha especificado que no se trata de una norma que prohíba fumar “ni mucho menos”. Lo que realmente busca es la necesidad de “ser muy estrictos a la hora de que el fumador tenga claro que debe tener una distancia de seguridad adecuada con otras personas para poder fumar en lugares públicos”.
RAZONES DE SALUD PÚBLICA Y TRANSMISIÓN
El Dr. Fernández Villar fundamenta esta acción en “trespilares fundamentales, atendiendo a la actual literatura científica: por razones de salud pública y transmisión, porque los fumadores tienen mayor riesgo de infectarse y también un mayor riesgo de enfermar gravamente si tienen covid-19 siendo fumador”. Son tres razones que el comité considera “suficiente” como para dar “un paso más” y prohibirlo en los espacios públicos.
Con respecto al primer motivo, el jefe de Neumología del Álvaro Cunqueiro ha advertido que se sabe que las personas tienen más riesgo de transmisión “si estás enfermo y es mayor si no mantiene la distancia de seguridad” y también que “el virus se transmite por gotas”. Pero además, si un fumador está infectado, “al exhalar partículas de humo inhalado, de tabaco o de vapeo” se transmite “un número de gotas superior” por lo que “la carga viral potencialmente contagiosa podría ser mayor”.
“Al exhalar partículas de humo inhalado se transmite un número de gotas superior por lo que la carga viral potencialmente contagiosa podría ser mayor”
Este hecho “es especialmente relevante ahora” según el doctor porque “muchos de los pacientes diagnosticados son asintomáticos”, porque la mayoría se dan “en un sector de población joven que registran la mayor incidencia de tabaquismo activo en España” y debido a que “son los que más relaciones sociales tienen”.
Al mismo tiempo, esta teoría va acompañada del debate introducido por la OMS sobre la posibilidad de que en ciertos escenarios pueda haber una transmisiónaérea. “Con lo cual puede haber microgotas más pequeñas suspendidas en el aire, las cuáles pueden llevar partículas víricas”, ha explicado.
MÁS RIESGO DE INFECTARSE Y DE ENFERMAR GRAVEMENTE
Junto a esta explicación, este Doctor en Medicina da otros dos motivos. Uno de ellos es que según la evidencia científica “los fumadores tienen más riesgo de infectarse” por hechos como que “se tocan la cara 300 veces más al día en el movimiento mano-boca de fumar, que un no fumador” o porque “tienen que manipular la mascarilla para fumar”. Así, si estas personas tienen las manos contagiadas “el riesgo de contagiarse es mayor”, lo que ha sido entendido por el comité como un argumento “relevante y de peso”.
"Puede ser incómodo para el fumador pero entendemos que se valora el riesgo-beneficio y parece que las incomodidades son muy inferiores al potencial beneficio"
Asimismo, otro argumento que versa sobre las personas que fuman es que “se sabe que el fumador activo que enferma tiene un riesgo muy superior a tener una infección más grave que el no fumador”. Tras hacer un metaanálisis de hasta 47 estudios mundiales que analizan estos aspectos, se ha comprobado que en los fumadores “aumentaba hasta un 90% el riesgo de acabar en la UCI entubado o de fallecer” y en exfumadores “se acercaba al 30 %”.
El Dr. Álvaro Fernández entiende que es una medida que “puede ser incómoda para el fumador” pero ha puntualizado que “entendemos que se valora el riesgo-beneficio y parece que las incomodidades son muy inferiores al potencial beneficio”. Además, ha subrayado a este medio que “nos parecía que era el momento de matizar debido al entorno excepcional en el que nos encontramos con una enfermedad que sigue transmitiéndose y en un escenario diferente al inicio de la pandemia”.
IMPACTO “DIFÍCILMENTE EVALUABLE”
A pesar de la intención de la propuesta, este profesional sanitario ha advertido que “el impacto es difícilmente evaluable” o incluso “imposible de estimar” al igual que tampoco tenían los posibles efectos de acciones como el confinamiento o la del uso obligatorio de la mascarilla en lugares públicos. En todo caso, ha sostenido que “lo que queremos es no volver a estar en otro confinamiento, poder vivir con el virus sin que la salud de las personas se vea tan afectada como se ha visto y sin que repercuta sobre la economía”.
Por otra parte, y atendiendo a su experiencia como jefe del Servicio de Neumología del Hospital Álvaro Cunqueiro, ha apuntado que “el perfil de paciente que vimos indicaba que el tabaquismo era un co-factor, no de primera magnitud”. Mientras, ahora “en un contexto sanitario diferente donde el perfil del ingreso es de gente más joven, parece que puede ser un co-factor individual de mayor peso”.