Mujeres, jóvenes y desempleados, los más afectados por la pandemia a nivel de salud mental

Un estudio del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel) concluye que estos grupos desarrollaron con mayor frecuencia síntomas fisiológicos y de comportamiento asociados a dicha angustia, desde un aumento del ritmo cardíaco hasta trastornos del sueño

Jóven angustiada (Foto. Freepik)
13 agosto 2021 | 12:30 h

Las mujeres, los jóvenes y los desempleados han sido los más afectados por la pandemia en términos de salud mental, según un estudio del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel), que concluye que estos grupos desarrollaron con mayor frecuencia síntomas fisiológicos y de comportamiento asociados a dicha angustia, desde un aumento del ritmo cardíaco hasta trastornos del sueño.

Este estudio, publicado ahora en Molecular Psychiatry, evaluó las seis semanas transcurridas entre el final del primer brote de Covid-19 en Israel y el comienzo del segundo (entre finales de abril y principios de junio de 2020), y abarcó más de 12.000 respuestas de casi 5.000 encuestados a cuestionarios digitales, en un intento de evaluar y comprender las consecuencias mentales de la pandemia en la población adulta del país.

En el pasado, el grupo del profesor Alon Chen, un grupo de investigación conjunto en el que participan el Departamento de Neurobiología del Instituto Weizmann y el Instituto Max Planck de Psiquiatría de Múnich (Alemania), se centraba principalmente en los aspectos moleculares y neurológicos del estrés y los trastornos mentales. Sin embargo, cuando estalló la pandemia, decidieron "recalcular su ruta", tal y como dicen los investigadores. "No todos los días la humanidad se enfrenta a un acontecimiento catastrófico como una pandemia mundial", comenta Chen.

Mujeres, jóvenes y desempleados, los más afectados por la pandemia en términos de salud mental

"Aunque los aspectos sanitarios y económicos de gran alcance recibieron la mayor parte de nuestra atención durante las primeras semanas de la pandemia, estaba claro desde el principio que la propia pandemia, y las consiguientes políticas de contención que incluían cierres en todo el país, y el aislamiento social y físico, tendrían un impacto trascendental en nuestro bienestar emocional general", señala Chen.

Así, a los cuestionarios destinados a trazar el mapa de la propagación del Covid-19 por Israel se añadió un capítulo adicional que se dedicó exclusivamente a los efectos mentales y emocionales de la pandemia, utilizando instrumentos clínicamente validados para evaluar el malestar emocional relacionado con la ansiedad y la depresión, los síntomas y las estrategias de afrontamiento.

La asociación entre los dos cuestionarios (el epidemiológico y el del estado de ánimo) facilitó un conjunto de datos especialmente amplio junto con una caracterización en profundidad de los encuestados, que incluía aspectos demográficos y datos laborales, médicos, emocionales y conductuales. Otro punto fuerte del estudio fue que evaluó los cambios en el estado de ánimo de los encuestados a lo largo de un periodo de seis semanas, lo que permitió a los investigadores acoplar los cambios en la dinámica de la pandemia y cómo afectaban al bienestar emocional. Así, por ejemplo, el estudio muestra que los cambios en los nuevos casos diarios de Covid-19 en Israel se reflejaron en la angustia mental de las personas, pues cuanto mayor era el recuento diario, mayor era la angustia mental, y viceversa.

Los encuestados con supresión del sistema inmunitario informaron de niveles elevados de angustia mental general

Además de los adultos jóvenes, las mujeres y los desempleados, también se descubrió que otros grupos eran más susceptibles de sufrir ansiedad y depresión. Por ejemplo, los encuestados con supresión del sistema inmunitario o los que padecían enfermedades pulmonares, cardíacas o renales o hipertensión informaron de niveles elevados de angustia mental general o de un mayor temor a contraer el virus; los encuestados con enfermedades pulmonares o cardíacas o con hipertensión también informaron de más síntomas asociados al estrés. Estos resultados tienen sentido si se tiene en cuenta el mayor riesgo médico de quienes padecen estas u otras enfermedades previas.

Del mismo modo, los encuestados que estuvieron en cuarentena, se sometieron a la prueba de la Covid-19 o experimentaron síntomas asociados la enfermedad, informaron de niveles significativamente más altos de preocupación por haber contraído el virus. Por otro lado, los encuestados que siguieron participando en eventos sociales y que mantuvieron una vida social aparentemente normal durante la pandemia estaban menos preocupados por contraer el virus y, en general, estaban menos angustiados, aunque, supuestamente, corrían un mayor riesgo de infección.

MECANISMOS PARA AFRONTAR LA ANGUSTIA MENTAL

Otro hallazgo interesante fue el uso de mecanismos de afrontamiento por parte de los encuestados para aliviar la angustia mental. En este sentido, las mujeres tendían a buscar el apoyo emocional de sus compañeros, más de lo que lo hacían los hombres, mientras que los encuestados de más edad y los mayores afrontaban la angustia haciendo ejercicio y practicando la meditación.

Según recalcan estos científicos, incluso un año y medio después del inicio de la pandemia, aún es pronto para exponer todo el impacto emocional y conductual de esta nueva realidad. "Los estudios que llegan de todo el mundo, desde China hasta Australia, apenas han comenzado a revelar el alcance del efecto de la pandemia en la salud mental", ha señalado uno de los autores, Asaf Benjamin.

"Sin embargo, al menos al principio, estos estudios se centraban principalmente en aspectos específicos del brote inicial o en su efecto sobre grupos concretos, como los equipos médicos. Nuestro objetivo era evaluar, en la medida de lo posible, los efectos a largo plazo de la pandemia en la salud mental del público en general", añade Benjamin.

"Curiosamente, descubrimos que muchos de los encuestados no estaban tan preocupados por la posibilidad de contraer el virus ellos mismos o de experimentar dificultades económicas individuales como por el hecho de que un ser querido se infectara o por cómo la pandemia estaba afectando a la sociedad en general, en Israel y en todo el mundo", expresa otro de los autores, Yael Kuperman. "Estos sentimientos eran especialmente frecuentes entre los individuos de mayor edad y los encuestados que vivían en zonas socioeconómicas más altas", informa el investigador. "El cuidado del otro o de la colectividad puede implicar un fuerte sentido de pertenencia a una comunidad o al Estado. Se informó de preocupaciones similares al principio de la pandemia en Estados Unidos, así como en Israel en momentos en que el Estado se enfrentaba a amenazas de seguridad", concluye Kuperman.

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