¿Has oído hablar del término tanofobia? Te lo explicamos

Las personas tanofobicas son personas obsesionadas con protegerse de la luz del sol.

Tanofobia (Foto. Freepik)
6 abril 2022 | 11:00 h
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La tanofobia es un trastorno contrario a la tanorexia, pues se manifiesta como un miedo irracional al sol, utilizando como argumentos los perjuicios que la exposición a la radiación ultravioleta puede tener para la salud.

Tal y como explica Sanitas, las personas tanofobicas son personas obsesionadas con protegerse de la luz del sol. Utilizan sombrero, gafas de sol, ropa especial para filtrar la radiación ultravioleta sin apenas dejar piel expuesta. Incluso en ocasiones han llegado a utilizar paraguas en la calle o la playa para protegerse de la luz del sol. El resultado es que, en contraste con el bronceado extremo de los tanoréxicos, su piel está siempre blanca hasta el punto de presentar un aspecto poco saludable.

Surge por el miedo a sufrir enfermedades como cáncer de piel, quemaduras, cataratas, envejecimiento prematuro de la piel o degeneración macular.

Las personas tanofobicas son personas obsesionadas con protegerse de la luz del sol.

Padecer tanofobia puede causar síntomas típicos de ansiedad, como el dolor de cabeza, la sudoración, la sequedad bucal, etc. cuando los afectados saben que tienen que salir a la calle a plena luz del día. Además, también puede tener importantes repercusiones en la vida social de una persona, ya que al evitar el contacto con el sol tienden a encerrarse en caso, limitando sus relaciones sociales.

¿Y LA VITAMINA D?

Una de las vitaminas más importantes del organismo, la vitamina D. Esta vitamina se genera en gran parte gracias a la luz del sol. Es esencial para fijar calcio en los huesos y  para evitar la aparición de enfermedades como osteoporosis o el raquitismo. También cumple con una función protectora importante frente a determinados cáncer como el de mama, colon o próstata.

Lo que marca a la tanofobia como un trastorno obsesivo es el hecho de que basta con una exposición de 15 minutos tres días a la semana para tener unos niveles de vitamina D suficientes y tampoco es necesario estar directamente expuestos a la radiación solar, sino que se pueden obtener estando incluso a la sombra. Pero los tanofóbicos no contemplan esta posibilidad, de ahí que su miedo irracional al sol sea considerado un trastorno psicológico que requiere tratamiento.

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