¿Qué es la tobramicina y para qué se utiliza?

La tobramicina es un antibiótico que pertenece al grupo de los aminoglucósidos y, según recoge la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se utliza para el tratamiento de infecciones graves

Brisoprolol (Foto. Freepik)
Brisoprolol (Foto. Freepik)
Lorena García - Redactora
12 noviembre 2021 | 10:00 h
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La tobramicina es un antibiótico que pertenece al grupo de los aminoglucósidos y, según recoge la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se utliza para el tratamiento de infecciones graves como la sepsis (infección generalizada), infección del sistema nervioso central incluyendo meningitis, infecciones complicadas de las vías urinarias, infecciones intra-abdominales incluyendo peritonitis, infecciones de las vías respiratorias incluyendo pacientes con fibrosis quística, infecciones osteoarticulares, así como infecciones complicadas de la piel y tejidos blandos incluyendo quemaduras.

Se administra por vía intravenosa o intramuscular. La vía intravenosa se recomienda sólo en casos especiales como shock (insuficiencia grave en la circulación), alteraciones en la sangre, quemaduras graves o distrofias musculares. La posología a emplear es la misma por ambas vías. El médico determinará cual es la dosis más adecuada para usted según su edad, peso, estado general, gravedad de la infección y funcionamiento de sus riñones.

La tobramicina es un antibiótico que pertenece al grupo de los aminoglucósidos y se utliza para el tratamiento de infecciones graves

En pacientes con la función del riñón normal; en adultos, la dosis recomendada es de 3 mg/kg al día en tres dosis iguales cada 8 horas. En caso de infecciones muy graves pueden administrarse hasta 5 mg/kg al día en 3 ó 4 dosis iguales; en niños, la dosis recomendada es de 6 a 7,5 mg/kg al día en 3 ó 4 dosis; y en recién nacidos menores de una semana, se recomienda una dosis de hasta un máximo de 4 mg/kg a día cada 12 horas.

La duración habitual del tratamiento es de 7 a 10 días, aunque a veces es necesario un tratamiento más prolongado. En estos casos deben vigilarse las funciones renal, auditiva y vestibular (sentido del equilibrio), ya que aumenta la probabilidad de que ocurra toxicidad cuando la duración del tratamiento es superior a 10 días.

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