La manicura permanente y semipermanente ha experimentado un gran auge en los últimos años. Su acabado perfecto, su duración prolongada, la rapidez de secado, su gran resistencia y su precio, cada vez más asequible, han convertido este tratamiento en el modo infalible de llevar siempre las manos en perfecto estado de revista.
No obstante, los dermatólogos están observando en sus consultas la cara menos amable de esta manicura de larga duración: la dermatitis de contacto, cuya incidencia se ha multiplicado en los últimos años.
Según los especialistas de Sanitas, los ingredientes responsables de este incremento de casos de dermatitis de contacto son los acrilatos, un componente de los polímeros acrílicos, presente en endurecedores, pinturas, lacas y materiales plásticos.
La coloración de las uñas con lacas de larga duración está causando el aumento de alergias de contacto
En estado puro, los acrilatos son incoloros, tienen un olor muy penetrante y gran poder corrosivo. Tradicionalmente, se han asociado a daños en la piel, irritación, hinchazón, edema y sensaciones de picor o ardor cutáneo.
El problema fundamental de desarrollar sensibilización a los componentes de estas lacas permanentes o semipermanentes reside en que en muchas ocasiones se agravan hasta el punto de hacerse recurrentes cada vez que el paciente se expone de nuevo al elemento problemático.
Asimismo, los especialistas señalan que en muchas ocasiones la reacción alérgica no se produce exactamente en el lugar en el que se ha aplicado el producto con acrilato, de forma que el diagnóstico y el tratamiento suele demorarse y complicarse.