El mejor extranjero en el examen MIR es de Perú, y está en el TOP 100: “A la tercera va la vencida”

Manuel Cuadros Ramírez, el extranjero con la mejor nota en el examen MIR de 2024, atiende a ConSalud.es para explicar cómo ha sido el largo camino que ha tenido que recorrer hasta ver cumplido su sueño de ser cirujano plástico

Manuel Cuadros Ramírez, mejor extranjero en el examen MIR de 2024 (FOTO: Cedida a ConSalud.es)
Manuel Cuadros Ramírez, mejor extranjero en el examen MIR de 2024 (FOTO: Cedida a ConSalud.es)

Manuel Cuadros Ramírez ha sido el extranjero con la mejor nota en el MIR de 2024. No el mejor número de orden -combinación de la nota del examen y de los méritos académicos durante la carrera-, ya que ese mérito le corresponde al joven brasileño Lucas Moura Bastos, pero sí el examen con la calificación más alta. Así, con 175 respuestas acertadas, 23 falladas y solo 2 no contestadas, este médico peruano de 30 años por fin va a poder cumplir su sueño de especializarse en Cirugía Plástica, después de dos intentos en falso en ediciones anteriores.

Y es que la historia de Manuel con el MIR se remonta tiempo atrás, cuando, en su tercer año de Medicina en la Universidad Católica de Santa María (UCSM) sita en Arequipa, la segunda ciudad más grande de Perú, tuvo claro que en el futuro quería ser cirujano plástico. Pero también tenía clara otra cosa: en su país natal nunca podría dedicarse a esta especialidad, o al menos lo tendría muy complicado. “La parte reconstructiva de la Medicina en mi país es muy escasa, así como la oferta y la demanda de especialistas. Hay otros problemas que hay que solucionar antes que ese”, asegura a ConSalud.es.

 “La parte reconstructiva de la Medicina en mi país es muy escasa, hay otros problemas que hay que solucionar antes que ese"

Es por ello que durante el servicio rural obligatorio de un año que tienen que realizar todos los médicos peruanos recién graduados, se puso a valorar opciones. Primero pensó en Estados Unidos, quizá el país que tiene más desarrolladas las especialidades quirúrgicas, pero el problema, explica Manuel, es que allí el acceso a la residencia no depende solo de la nota en el examen. “Hacen un juicio subjetivo a través de una entrevista, y existe un mito que dice que tienes que ir a un hospital que sea abierto a extranjeros. Eso me reducía bastante las posibilidades”, apunta el médico.

Al final se decantó por España, “otro país que tiene muy desarrolladas estas especialidades”. Se preparó en nuestro país como cualquier otro aspirante durante ocho meses, y se presentó a la convocatoria de 2020… pero no consiguió plaza en la citada Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, una de las especialidades que antes se eligen y que antes agota sus vacantes. De hecho, en la del año pasado, fue la segunda en terminarse, solo por detrás de Dermatología. Sin embargo, antes que repetir el MIR otro año, Manuel decidió entrar en Cirugía Oral y Maxilofacial, otra de las especialidades más demandadas en cada edición.

“Me di cuenta de que no era nada parecido. Tenía mucha patología oral, así que finalmente renuncié con la intención de volver a prepararme, esta vez con otra academia”. Entre medias, además, una pandemia, que le pilló en Perú al poco de presentarse al examen, y que le impidió iniciar su residencia en el Hospital La Fe de Valencia hasta el mes de septiembre. Renunció en agosto del año siguiente, y rápidamente comenzó su preparación para la convocatoria de 2022. Nuevamente se quedó sin plaza por muy poco, y nuevamente decidió probar suerte en otra especialidad quirúrgica. Esta vez, con una planificación de futuro hecha.

"La primera vez que me presenté, en la academia nos dijeron que la posibilidad de que un extranjero quedara entre los mil primeros era del 0,03% o algo así"

“Pensé: ‘Ya no voy a volver a prepararme. Es una inversiónde tiempo y dinero’. Vi que tenía opciones de escoger prácticamente cualquier especialidad menos la que yo quería, así que me decanté finalmente por Cirugía General. Era la mejor opción que tenía para no renunciar a mi sueño, porque podía especializarme en ello durante cinco años, tratando de aprender lo máximo posible, y después hacer una superpespecialidad en Brasil o en otra parte de Europa que requiera de tener Cirugía General antes”, comenta Manuel. Pero, de nuevo, otro chasco.

“Elegí un hospital grande, su estructura y funcionamiento eran muy complicados. Sentía que la cosa no iba a salir bien, y que luego no iba a tener ganas de hacer otra especialidad”. En el Hospital de Vall d'Hebron, en Barcelona, duró un poco más, pero volvió a renunciar a su residencia pasado un año. Así que se dio dos convocatorias más de margen para intentar entrar en Cirugía Plástica. Si entonces no lo conseguía, ya sí que sí se dedicaría a otra especialidad. “Me cuesta mucho rendirme. De hecho, la primera vez que me presenté, en la academia nos dijeron que la posibilidad de que un extranjero quedara entre los mil primeros era del 0,03% o algo así. Pero a mí eso nunca me desmotivó: Al final, lo imposible solo es más difícil”, apunta.

LA EXPERIENCIA ES UN GRADO

Finalmente, las buenas noticias han llegado. Manuel, con número de orden 122, va a poder entrar en Cirugía Plástica y cumplir el sueño que lleva persiguiendo desde hace cerca de una década. “Antes sentía un vacío constante todo el tiempo. Ahora, una satisfacción personal increíble”, indica con orgullo el médico peruano, que lleva celebrando este hito “semana tras semana”. “En los simulacros de las academias siempre quedaba en buena posición, así que, aunque me quedé especialmente dolido después de la segunda vez, sabía que era cuestión de azar. Y así se dio”, añade.

 "Aunque me quedé especialmente dolido después de la segunda vez, sabía que era cuestión de azar"

Una de las claves, afirma el extranjero con la mejor nota en el examen MIR de 2024, ha sido precisamente el don de la experiencia. Su segunda intentona la preparó igual que la primera, incluso con una mayor exigencia. De hecho, afirma, llegó a perder peso: “A pesar de que había quedado en buenos puestos, era consciente de que igual tenía alguna deficiencia competitiva con respecto al resto de la población, y la trataba de suplir con estudio. Estudiaba desde que amanecía hasta que anochecía”. Para la tercera, en cambio, comprendió que quizá ese no era el camino.

“Me puse a hacer ejercicio, a controlar el estudio… por la tarde veía películas y series con mi esposa, y los fines de semana salía con mis amigos. También me ayudó el hacer tantos test, claro está. Ya sabía lo que querían preguntarme, a qué se referían. Porque a veces, cuando uno viene de fuera, esto le choca. Podemos hablar el mismo idioma, pero la forma de expresarnos es distinta”, señala Manuel, cuya intención en el corto plazo es quedarse en Barcelona, donde reside actualmente. No obstante, tampoco descarta volver a Perú en el futuro. “Hacer la especialidad en España te da muchas cosas, y lo tengo entre mis posibilidades si se consiguen suplir esas carencias que impiden llegar a la parte reconstructiva”, concluye.

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