Después de numerosas críticas, parece que la industria, en este caso, azucarera, no siempre paga. Y es que, en los últimos años, muchas afirmaciones han alegado que la industria del azúcar pagó a los científicos para minimizar el vínculo entre el azúcar y las enfermedades cardíacas y enfatizar los peligros de la grasa en la dieta.
Sin embargo, parece ser que no es así. Historiadores de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, cuestionan esas afirmaciones.
Los historiadores han argumentado que no hay pruebas de que esta conspiración azucarera haya ocurrido realmente
En un artículo publicado en la revista Science sobre la interpretación que los expertos han hecho de algunos documentos que hablan de financiación de la industria azucarera a científicos nutricionistas, los historiadores han argumentado que no hay pruebas de que esta conspiración azucarera haya ocurrido realmente y han cuestionado que la industria del azúcar se haya inmiscuido con éxito en la ciencia.
Los autores también han enfatizado que las colaboraciones de investigación con la industria alimenticia fueron omnipresentes en los años 50 y 60, como lo son hoy. Tanto los partidarios de la hipótesis de la grasa dietética y los defensores de la teoría del azúcar recibieron financiación de las empresas de alimentos que buscan respaldar sus intereses.
Los autores también han indicado que el Consejo Nacional de Productos Lácteos financió estudios clave que apuntalan la teoría de la grasa en la dieta, lo que plantea dudas sobre el impacto global de la industria azucarera.