Los expertos defienden la viabilidad de la colaboración público-privada en Sanidad

El libro 'Colaboración público-privada en Sanidad: el Modelo Alzira' es un estudio en el que se comparan los resultados de las concesiones valencianas con los de algunos hospitales catalanes públicos y privados, con y sin ánimo de lucro.

Alberto de la Rosa (segundo por la izquierda) con el resto de participantes en la presentación del libro
Alberto de la Rosa (segundo por la izquierda) con el resto de participantes en la presentación del libro

Expertos en economía y gestión sanitaria han presentado el libro Colaboración público-privada en sanidad: el modelo Alzira, que tiene por objeto analizar el funcionamiento de las concesiones sanitarias valencianas y su rol dentro del sistema sanitario público. El estudio es la consecuencia de un encargo realizado a la Fundación Gaspar Casal y vehiculado en contenidos con el Centre de Recerca en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona.

El consejero delegado de Ribera Salud, Alberto de Rosa, ha expresado su opinión acerca de las conclusiones del estudio: “Refleja la idoneidad del modelo concesional y la necesidad de mantener y desarrollar la colaboración público-privada en el sector sanitario, y puede contribuir a clarificar ideas erróneas preconcebidas. Es prioritario que exista más evaluación, más estudios comparativos entre los diferentes modelos de gestión existentes en nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). Para ello, es imprescindible la implicación de las Administraciones Públicas, que deberían ser las primeras interesadas en impulsarlo para contar con datos objetivos y rigurosos que les ayuden a gestionar eficientemente los recursos públicos de todos los ciudadanos”.

En el caso de los servicios sanitarios, que deben ser prestados en condiciones de igualdad efectiva en todo el SNS, la externalización de su gestión plantea algunas dudas

Juan E. del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal, ha resaltado, por su parte, que “la experiencia muestra que la validez de esta clase de iniciativas, en las que la transferencia del riesgo es más formal que real, se encuentra expuesta al modo en que sea calificada por las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas competentes”.

Asimismo, Del Llano ha destacado que “el riesgo real se produce cuando la retribución del contratista depende de los pagos de los usuarios, y no es el caso. En el caso de los servicios sanitarios, que deben ser prestados en condiciones de igualdad efectiva en todo el SNS, la externalización de su gestión plantea algunas dudas. Los poderes públicos deben garantizar una oferta de servicios sanitarios de calidad, y su cesión a terceros obliga a contar con unas eficaces medidas de control y evaluación. Será importante valorar el nivel de información y transparencia de la gestión. El modelo, debido a su incuestionable rentabilidad política, ha sido usado por los poderes públicos, con pérdida de interés desde hace un par de años a razón del nuevo mapa político. Hay desinterés en evaluar con rigor su desempeño en términos de eficiencia por la parte contratante. En síntesis, que un sector que expresa tanta querencia por la innovación tecnológica empiece a ser estimulado por la innovación organizativa, es saludable. Ahora bien, y desde el principio, transparencia y rendición de cuentas, que en nuestra jerga es básicamente evaluar, como se hace con cualquier experimento”

Presentación del libro sobre el Modelo Alzira

El consultor Sergio García, por su parte, ha asegurado que “hasta ahora no hemos tenido opción de aprender de las experiencias gestoras novedosas que pueden mejorar el sistema sanitario en su globalidad, ante la necesidad diaria de adaptarnos a una realidad social tan cambiante, con un mundo profesional eminentemente femenino al que debemos cuidar y evitar rigideces laborales”.

Uno de los focos de su discurso fue el de la necesidad de fomentar la competencia: “los aspectos clave de las concesiones administrativas, como la generación de una cultura de empresa o la gestión del factor emocional y económico o la competitividad desde su cartera de servicios y dotación tecnológica, fomentan dentro del mismo sistema sanitario la competencia asistencial, la competencia social y la competencia económica”, ha apuntado García.

Consciente de la controversia del Modelo Alzira, García ha señalado que “deberíamos aprovechar sus ejemplos de innovación y motivación. La competencia (constructiva) se genera conociendo lo que funciona bien y lo que funciona menos bien, con el objetivo de la equidad, entendida como dar a cada uno lo que merece”.

La competencia (constructiva) se genera conociendo lo que funciona bien y lo que funciona menos bien

Por último, Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, se ha remitido a las conclusiones del estudio. Ha asegurado que “no es tan fiero el león como lo pintan” ya que “se detecta una mayor productividad (cargas de actividad) y una mayor sensibilidad a las preferencias por parte de la ciudadanía hacia el modelo”. Eso sí, advirtió de que “no entramos aquí a juzgar ni si más es mejor” ni si dichas preferencias tienen base clínica de utilización adecuada”. Además, se ha mostrado convencido de que “la baja productividad y los costes unitarios altos como consecuencia de una gestión ineficiente de la administración parece más aceptable socialmente que si esta gestión se imputa a gestores privados”.

En términos económicos, López Casasnovas ha resaltado que teme que el rechazo a las concesiones pueda tener consecuencias negativas en la gestión de los recursos. “Los economistas valoramos las situaciones que observamos en términos de alternativas según costes de oportunidad. El rechazo a las concesiones abre unas alternativas de regresión a la medida que pueden suponer un coste elevado para la buena gestión de los recursos públicos”.

En conclusión, ha asegurado que “la evidencia empírica señala que, tanto a nivel de grupo de gestión hospitalaria como para la casuística de cada uno de los hospitales analizados, no existen diferencias significativas ni a nivel de indicadores clínicos ni económicos con los hospitales que se analizan como mejores contrafactuales y que, en todo caso, “de la comparación resulta una mejor adecuación de procedimientos (cesáreas, por ejemplo) y unos niveles de cirugía mayor ambulatoria superiores en los concesionados que en sus comparadores”.

Por último, los autores del libro han llamado a la acción por parte de los expertos, remarcando la necesidad de actuar y no solo proponer, de implementar y medir para después evaluar y corregir. Todo ello con una visión reformadora hacia una mejora continua del SNS. 

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