En marzo de 2017 se firmó el acuerdo permitirá a las autoridades de la Unión Europea y a la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) hacer un mejor uso de sus recursos de inspección para ayudarles a concentrarse en otras partes del mundo donde se fabrican ingredientes farmacéuticos activos (API's, en sus siglas en inglés) y medicamentos para los mercados de Europa o de Estados Unidos. Esto asegurará que los pacientes puedan confiar en la calidad, la seguridad y la eficacia de todos los medicamentos, sin importar dónde se hayan producido. Ya había varios países incluidos en esta colaboración, entre ellos España, y estos días se ha ampliado la lista con las incorporaciones de Lituania e Irlanda.