Antihéroes sanitarios

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Charlando días atrás con un ser de luz, de esos que iluminan nuestras vidas más de lo que imaginamos, departiendo sobre lo divino y lo humano, salió a colación la filosofía budista en el marco de una conversación en la que bien pudo empezar hablándose de medicina y acabar reordenando el planeta o discutiendo la alineación idónea de nuestro club deportivo favorito.

En semejante contexto, mi partenaire planteó la óptica budista para evitar el apego y así aminorar el sufrimiento derivado de romper ataduras con personas, relaciones, cosas, acercándonos a otro modo de entender la felicidad para la familia, parientes, amigos y todo tipo de prójimos. Sería el “no-mantenerse aferrado” como una forma de liberación.

Uno, que siempre anda con una pequeña agenda donde apuntar ideas para tribunas como ésta, recordó entonces que, después del año y medio de pandemia, parecía oportuno manifestar que los profesionales sanitarios no precisamos tanto el apego, entendido como dependencia de usuarios, como el respeto en el contexto de la relación médico-paciente, equilibrada por lo que aportamos y representamos para la sociedad.

"Va siendo hora de exigir que cesen drásticamente los casos de maltrato a sanitarios, que para escarnio público siguen reproduciéndose a estas alturas de siglo"

Va siendo hora de exigir que cesen drásticamente los casos de maltrato a sanitarios, que para escarnio público siguen reproduciéndose a estas alturas de siglo ¡Que sí, que los aplausos fueron muy bonitos, pero ya no queda ni el eco, y alguno duda de nuestro esfuerzo y sacrificio generoso!

Ha llegado el tiempo de que se reconozcan nuestros méritos, después de tantos halagos. Va siendo el momento de hablar claramente del futuro de las jóvenes generaciones, pero no como si fueran kilos de mercancías en un mercado de abastos, ni perpetuar ad infinitum interinidades que solo generan inseguridad y estrés, ni obviar que las guardias también cuentan como tiempo de trabajo a la hora de calcular pensiones y edad de jubilación, etc.

La profesión sanitaria ha padecido y padece síndromes de fatiga pandémica, trastorno bipolar, episodios maniacodepresivos, agotamiento, secuelas físicas y psíquicas por la tensión continuada, y aun así no nos hemos colgado ninguna medalla ni ceñido vitola de nada.

No, no somos héroes, nunca lo fuimos. Basta de portadas y titulares grandilocuentes. Somos personas, seres humanos, como quienes ejercen otras profesiones. Quizá el concepto que mejor nos defina, por esta misma condición, es el de “antihéroes”, servidores públicos, porque no buscamos acaparar primeras planas, ni que todo el mundo conozca nuestras vidas y obras, ni que se divulguen nuestras relaciones, solo perseguimos hacer bien nuestro trabajo.

"La profesión sanitaria ha padecido y padece síndromes de fatiga pandémica, trastorno bipolar, episodios maniacodepresivos, agotamiento, secuelas físicas y psíquicas por la tensión continuada, y aun así no nos hemos colgado ninguna medalla ni ceñido vitola de nada"

Es cierto que estábamos en el lugar preciso, en el momento oportuno, para afrontar la mayor crisis sanitaria de nuestra reciente historia; que sufrimos, impotentes, viendo morir a personas; que padecimos en nuestras carnes los estragos de la devastadora enfermedad y toda clase de secuelas sociales, profesionales y personales, que no les detallaré, pero que han dejado una huella profunda e indeleble en muchos, muchísimos sanitarios.

El reloj se paró durante tres meses para este país, y para muchos de nuestro entorno más cercano, pero la vida por suerte ha continuado y hay que remontar con un ímprobo esfuerzo colectivo, sanitarios incluidos. Sin embargo, va siendo hora de hacer balance, no solo porque termine el año y la Navidad sea muy bonita e invite a reflexionar sobre lo que quedó atrás, sino porque ya toca y puede ser una gran oportunidad.

Este es un sector estratégico que requiere inversiones permanentes, innovación, conservación, reposición, pero también demanda adaptarse a contingencias de urgencia con la capacidad de reacción que un estado moderno precisa. No bastan parches, más que de manera provisional, para tapar una hemorragia. Hace falta una evaluación detallada, un diagnóstico preciso y una terapia ajustada. El resto son medias tintas que solo sirven para echar un borrón.

Si en verdad “los amigos están para las ocasiones” y todo el mundo ha vuelto la vista hacia nosotros exigiendo dar la cara en esta ocasión de máxima exigencia, debe ser que somos los mejores amigos de la sociedad, y a los amigos por defecto no se les debe dejar atrás en cuanto pasa la tempestad.

Así que, como amigos que son y les considero, les deseo una Feliz Navidad y un Próspero 2022. Volveremos a encontrarnos el año que viene, que ojalá nos traiga la calma y el sosiego necesarios para retomar con nuevas energías esto que llamamos vida ¡Salud, felicidad para todos y, por lo que más quieran, no bajen la guardia!

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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