Covid visión desde las dos orillas del Atlántico

Alfonso Vidal y Florencia Levy
Alfonso Vidal, Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur Alcorcón, interesado en eHealth y en mHealth; y Florencia Tevy, genetista Founder of Gedis Biotech: Genomic Engineering Design and Innovative Solutions. Chile

¿Sirve de algo que el primer mundo, ese que llamamos con estilo de vida Occidental, Europa, Norteamérica, Japón o Corea del Norte se apresuren a vacunar a toda su población, cuando el resto del mundo, al que eufemísticamente denominamos en vías de desarrollo, tiene pendiente la llegada de algún tipo de vacuna?

Habrá quien considere esta interrogante cómo populismo, pero realmente no puede entenderse un mundo global solidario y sostenible sin concebir al planeta en su conjunto porque somos un todo, un sistema, por más que se quiera seguir considerando como la suma de individualidades.

Antaño, desde una óptica poblacional, la geografía   condicionaba enormemente. nuestra organización social y los intercambios se daban a pequeña escala. Los lindes solo se rompían por el comercio, la guerra y esporádicamente por algún explorador, peregrino o misionero.

Nos imaginábamos aislados del entorno, buscábamos sinergias en momentos puntuales, según intereses estratégicos, pero de unas décadas a esta parte el movimiento económico y poblacional ha incluido el ocio, el turismo y ha hecho que empecemos a considerar a nuestros prójimos como integrantes de nuestra propia realidad. Lo malo es que a veces olvidamos que los que están un poco más lejos también la integran.

Si no salimos al mismo tiempo de esta pesadilla llamada pandemia del covid-19 servirá de muy poco que Europa y Norteamérica nos vacunemos creyendo que nos aislamos del problema

No deberíamos seguir creyendo que Asia, África o Latinoamérica sean realidades diferentes a la nuestra y por tanto que deberían resolver sus conflictos por su cuenta y riesgo, mientras nosotros miramos para otro lado. Pensar solo en flujos asépticos de bienes y servicios es sencillamente ridículo. Hoy las mercancías y las personas se mueven en una gran aldea multifactorial, dejando de ser algo anecdótica la presencia de ciudadanos de todo el mundo en nuestro ecosistema.

En un mundo global, donde giran capitales e inversiones, también lo hacen personas y si no salimos al mismo tiempo de esta pesadilla llamada pandemia del covid-19 servirá de muy poco que Europa y Norteamérica nos vacunemos creyendo que nos aislamos del problema, porque el problema seguirá girando, los flujos humanos proseguirán según sus propios ciclos.

Con mayor o menor éxito y/o acierto España empieza a dar muestras de superación de esta crisis, pero por el camino ha pegado muchos resbalones, propios de la inexperiencia, pero también de la torpeza, por una falta de estrategia que quizá debería haber sido colectiva, pero que finalmente ha obligado a cada país a buscarse las respuestas mirando hacia dentro, porque fuera solo obtenía interrogantes.

Sobre las cifras de afectados, de contagios, de fallecidos es difícil valorar hasta qué punto resultan creíbles y si ello aporta algo más que material para los partidos de la oposición. Pero sí habría que sacar conclusiones y lecciones de cara a estar preparados para futuros envites.

Cuando surge un brote epidémico para evitar que evolucione a pandémico ha de ser abordado in situ, en los nichos reservorios emitiendo una alerta y en las cadenas de trasmisión bloqueando los vectores de difusión. Hacerlo en destino resulta desproporcionado en todos los términos.

Al principio de la pandemia me harté de advertir a mis colegas latinoamericanos del riesgo que se les venía encima cuando asistían como meros espectadores, ingenuos o infelices creyendo que iban a estar al margen de esta pandemia. Basta como muestra un botón: “La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, muestra su preocupación por el veloz incremento de contagios y muertes de covid-19 en América Central, especialmente en países como El Salvador y Panamá.”

Los países latinoamericanos mirábamos la noticias de la pandemia como si fueran cosa “del viejo mundo” haciendo caso omiso a las características de un mundo globalizado

No me dejaran mentir cuando afirmo esto, pero me anticipaba a muchas de las secuelas y estragos que está dejando en aquel subcontinente tan querido y del que ahora Florencia Tevy les dará mayor reseña.

Los países latinoamericanos mirábamos la noticias de la pandemia como si fueran cosa “del viejo mundo” haciendo caso omiso a las características de un mundo globalizado. En Chile estábamos en verano y había aires de revolución tras la revuelta popular que comenzó el 18 de Octubre 2019. En Chile, casi nadie miraba el avance del coronavirus país a país. Nadie se preguntó si sería necesario hacer test de PCR en el aeropuerto a todos los viajeros durante enero y febrero, cuando ya había una epidemia declarada.

La llegada del virus era evitable, tal como había sucedido con el SARS-COV-1 donde no llegó ningún caso al país. Las autoridades sanitarias se confiaron y no tenían un plan para aquello. Con un gobierno en crisis y la popularidad del presidente por el suelo se aferró a la idea de mantener como único legado las cifras macroeconómicas.

Se instaló así la dualidad entre mantener la economía o contener el avance de los contagios. No se pensó en eliminar el virus. Sólo se realizaron acciones para contenerlo. El ministro de salud, Jaime Mañalich declaró en una entrevista televisiva que la idea era que todos se enfermaran pero poco a poco. La estrategia era sostener el sistema hospitalario funcionando.

Ya en mayo del 2020, con la pandemia instalada, los genetistas alrededor del mundo comenzaron a pensar que los países donde no se contuviera el virus se transformarían en productores de variantes genéticas. Y así fue. Afortunadamente, el SARS-COV-2 es un virus que muta relativamente más lento que otros, como la influenza. La globalización y la falsa dicotomía “sanidad o economía” instalada en gran parte del mundo, hoy las variantes se diseminan sin control rápidamente de un continente a otro.

A nivel global, como parte de la estrategia de contención del virus en febrero del 2020 comenzó la carrera para desarrollar una vacuna eficaz contra el SARS-COV-2. Era evidente pensar que el virus mutaría y la vacuna desarrollada en el 2020 no sería tan eficiente para las variantes. Dentro de la estrategia global nunca se pensó en la dimensión de la vacunación en los cinco continentes. Otro hecho previsible. Hoy hablamos de diplomacia de las vacunas y vemos que muchos países, especialmente los países latinoamericanos hemos perdido nuestra soberanía sanitaria.

La historia científica indica que la única enfermedad erradicada es la viruela, y esto se logró a través de un trabajo colaborativo mundial y una estrategia de vacunación globalizada

Chile es uno de los países que realizó contratos para compra de vacunas con mayor sentido de oportunidad que otros Estados, no invirtió ni un peso en el desarrollo de vacunas y sí en la gestión para asegurar el stock. El resto de los países de la región aún buscan soluciones para suplir la falta de vacunas.

Chile mantenía el plan original, que entre otras cosas nunca consideró la vigilancia genómica para la aparición de nuevas variantes. Lo mismo ocurre en otros países de la región donde la vigilancia genómica para monitorear la aparición de nuevas variantes es escasa en relación con los contagios.

La historia científica indica que la única enfermedad erradicada es la viruela, y esto se logró a través de un trabajo colaborativo mundial y una estrategia de vacunación globalizada.

Para terminar con el coronavirus debemos comenzar a pensar en una estrategia COVIDCERO. Es necesario cambiar la estrategia, repartir y compartir las vacunas adecuadamente de acuerdo con criterios de control de brotes y variantes nuevas, porque mientras no estén todos vacunados siempre existirá la amenaza de una nueva variante que evada la inmunidad otorgada por las vacunas.

De no existir una estrategia cooperativa y coordinada globalmente para la eliminación del virus parece ser que seguiremos viviendo como en el día de la marmota.

Sea como fuere más vale extraer todas las conclusiones posibles y a renglón seguido demostrar solidaridad con nuestros semejantes

Y es que en efecto da igual desde qué óptica observemos la realidad, porque esta última es común para todo el planeta y aunque cada continente, estado, región, ciudad, etc., creamos tener una idiosincrasia propia, que tenerla la tenemos, muchas de las medidas, de los errores, de los despropósitos de las calamidades y algún que otro acierto… han sido comunes, y en algunos fruto de la discreta emulación por no saber muy bien qué hacer ante un mal tan depredador y no parecer ignorante por no tomar alguna decisión.

Sea como fuere más vale extraer todas las conclusiones posibles y a renglón seguido demostrar solidaridad con nuestros semejantes, porque como sugiere la Dra. Tevy o salimos todos al mismo tiempo o convertiremos este episodio y cuantos vengan a colación o a posteriori en un bucle fatal sin solución de continuidad ni salida a este inmenso atolladero. Apostar por la salud global no es misión de audaces, sino de responsables con visión de presente y proyección de futuro.

  • Dr. Alfonso Vidal, Jefe Servicio de Anestesia y Dolor, Quironsalud La Luz y Sur. España
  • Dra Florencia Tevy, genetista. Founder of GEDIS BIOTECH: Genomic Engineering Design and Innovative Solutions. Chile
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