Entropía

Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón

Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Conforme a los dictados de la teoría matemática de la información, la entropía cataloga la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, del cual va a recibirse uno solo. Se concibe como una medida del desorden y de la información necesaria para, en cualquier proceso, poder acotar, reducir o eliminar la incertidumbre. Mientras que la física, por su parte, la valora como la magnitud termodinámica que indica el grado de desorden molecular de un sistema.

Me da a mí que, en estas últimas semanas, por estos andurriales o por estos pastos, como dicen en los pueblos, dichos niveles se han disparado. La incertidumbre ante muchos mensajes, a cuál más efervescente; los niveles de desorden, ya ni te cuento; y el sobreexceso de información y análisis, mejor dejarlo correr.

Hay que tener las miras puestas en el principal objetivo de nuestro trabajo: procurar la mejora de la salud de la ciudadanía

Puede que nadie haya reparado que en ese engranaje o, si lo prefieren en ese puzle, hay muchas piezas y entre ellas está la sanitaria, la que tiene que ver con los profesionales de la salud, piedra angular del sistema asistencial, como motor del cambio, sin menoscabo de las infraestructuras sanitarias, de las políticas implementadas y, por supuesto, con las miras puestas en el principal objetivo de nuestro trabajo: procurar la mejora de la salud de la ciudadanía.

Por un lado, los niveles de estrés y ansiedad colectiva se están disparando por doquier, por cuanto tanta agitación nunca puede ser buena. Menos lo son los enfrentamientos directos, con daños visibles, sea cual fuere su raíz, que no me corresponde a mi evaluar. Pero la tensión se masca en el ambiente, en las conversaciones, el aire está enrarecido y algunos entornos hasta resultan frenéticos.

Nuestros pagos se cuecen entre sondas, fonendos, microscopios, pinzas o bisturís, porque en verdad dejamos estas lides a los profesionales de la discordia parlamentaria, que se miden en el cuerpo a cuerpo y llegado el caso, como el presente, a cara de perro. No obstante, no podemos sustraernos de lo que ocurre en la calle, de lo que se comenta en el ascensor, en la cola del super, de lo que se discute en las tertulias de sobremesa. No hay peor sordo que el que no quiere oír.

Sin embargo, la entropía circundante muestra que las válvulas de tolerancia y transigencia están empezando a dispararse y a rebasar niveles difícilmente contenibles, como cuando una presa no soporta más el abrumador caudal recibido tras lluvias impetuosas. Ojalá nuestro sector pudiera aportar algo más que ansiolíticos, antidepresivos e incluso antiinflamatorios para recuperar la concordia, y sobre todo, la calma.

Engendrar tantos niveles de perturbación dispara las visitas a los respectivos especialistas que ya cuentan con cliente suficientes como para no agitar condominios revueltos a la espera de más devotos de sus consultas. Luego, una vez dentro de las mismas, se practica un bien muy necesario por estos lares, que es el diálogo, la empatía entre médico y paciente, mostrando cada uno sus bazas y como los unos, pueden ayudar a los otros para solucionar el conflicto.

Tal vez sea momento para exigir voluntad de diálogo, determinación para escuchar de igual a igual a los interlocutores y máxima precisión en el diagnóstico

Quizá no sea tan superfluo explicar que primero recibimos con respeto, luego escuchamos, más tarde inquirimos con preguntas para esclarecer los casos y si las respuestas son determinantes ofrecemos un diagnóstico previo y, si no lo son, requerimos pruebas aclaratorias para legitimar nuestro dictamen.

Tal vez sea momento para exigir voluntad de diálogo, determinación para escuchar de igual a igual a los interlocutores y máxima precisión en el diagnóstico, porque puede que este paciente se nos vaya de las manos… ¡si es que no se ha ido ya!

Una última reflexión: Cuando un sistema es cerrado, su entropía, es decir, su desorden, tiende al crecimiento hasta el reposo molecular, léase, cero absoluto. Cuando el sistema se abre, puede interactuar con el entorno. Se hace necesario por tanto salir del bucle y permitir la entrada de otros agentes.

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