El “envejecimiento molecular”: Nuevo reto para la ciencia en este milenio

Antonio López Farré
Departamento Medicina Facultad de Medicina Universidad Complutense de Madrid. Académico Correspondiente Real Academia Nacional de Medicina de España.

No hace muchos meses estábamos viviendo los inicios de esta horrible pandemia. Sin embargo, en el tiempo nos pueden parecer que han pasado años, ya que nuestra forma de vida ha cambiado radicalmente.

En aquel momento, el periodo de la primera ola, la población de más edad fue la de mayor riesgo de fallecer por Covid-19. Como ya comenté en un artículo publicado en ese tiempo en ConSalud, la alarma sobre el mayor riesgo de mortalidad por Covid-19 en las personas de más edad se puso de manifiesto por primera vez en el crucero Diamond Princess, en donde todos los fallecidos, siete en total, fueron personas de edades superiores a 70 años. Esta elevada vulnerabilidad de las personas mayores a fallecer por el Covid-19 desafortunadamente se confirmó, y los pacientes mayores de 80 años tuvieron una probabilidad de morir hasta 28 veces mayor que los menores de 40 años.

España es el país más longevo de Europa, y el segundo del mundo, después de la isla japonesa de Okinawa. Cálculos objetivos señalan que aproximadamente alrededor del año 2040, seremos con alta probabilidad, la población más longeva del mundo (se espera que en el año 2040-2045 más del 6,5% de la población en España supere los 90 años y la esperanza de vida al nacer sea de 85,8 años). Sin embargo, el número de comorbilidades en la población española mayor de 65 años es muy superior al observado en países de nuestro entorno. Esto conlleva que nuestro país a partir de los 65 años no tenga mejores años de vida saludable, favoreciéndose entonces la vulnerabilidad de nuestros mayores ante, por ejemplo, infecciones como la que ahora estamos sufriendo del Covid-19.

Alrededor del año 2040, seremos con alta probabilidad, la población más longeva del mundo (se espera que en el año 2040-2045 más del 6,5% de la población en España supere los 90 años y la esperanza de vida al nacer sea de 85,8 años) 

Hay que sumar a todo esto el problema de la soledad que por sí mismo es un factor determinante del envejecimiento vulnerable. Un mal envejecimiento no solamente afecta a la salud de las personas, sino también al sistema sanitario en su conjunto. Desde la economía de la salud se ha calculado que durante los dos primeros años de vida, cada visita que realizamos al centro de salud supone un coste de 410 euros, entre los 15 y los 44 años 230 euros y 1.255 euros por paciente en mayores de 75 años. Además, a partir de los 75 años, las visitas al médico implican el 21% del gasto, mientras que el gasto en farmacia alcanza el 63% del total del gasto. El Banco de España antes de la pandemia predijo que el gasto en salud crecerá 24.000 millones hasta 2050. Esto supone que la inversión en salud tendrá que crecer casi dos puntos de PIB hasta 2050 por el envejecimiento de la población, eso sin contar con el incremento ocasionado a raíz del Covid-19.

Dice la Real Academia Española que envejecer es “la acción y efecto de envejecer; es decir, hacer viejo a alguien o algo; hacerse viejo o antiguo; durar o permanecer por mucho tiempo”. Desde un punto de vista de la ciencia el envejecimiento es un proceso biológico que se podría definir como “la disminución funcional fisiológica dependiente del tiempo que afecta a la mayoría de los organismos vivos, y que se basa en alteraciones disfuncionantes dentro de vías moleculares y celulares”. Lo que es evidente es que el proceso del envejecimiento, la forma de envejecer, es multifactorial, extremadamente complicado, lo que causa gran variabilidad entre los individuos.

Son muchos los factores que tienen impacto y van a determinar el modo de envejecer y la longevidad. Si señalamos alguno de estos factores encontraríamos entre otros el acceso universal a la atención médica, los propios avances médicos, la dieta, la realización o no de ejercicio físico, la calidad del descanso, el grado de estrés, aunque también se barajan factores como la actividad laboral o el nivel cultural y económico, la sociabilidad, la soledad etc. No nos podemos olvidar del componente genético que tiene el envejecimiento. Aunque no se conoce su impacto, seguramente elevado, en la forma de envejecer, si se estima que casi un 10% de la longevidad de una persona dependerá de la herencia genética recibida de sus padres.

Envejecer

TRES MOMENTOS CLAVES PARA DETERMINAR CÓMO VAMOS A ENVEJECER

Según los últimos conocimientos científicos, hay tres momentos claves que determinarán la forma de envejecer. Estos momentos parecen corresponderse a las edades cercanas a los 34, 60 y 78 años, donde se producen cambios celulares y moleculares, clínicamente asintomáticos, asociados a la regulación de la expresión de genes que influirán en el envejecimiento. La interacción de estos genes con los elementos ya señalados relacionados con hábitos de vida, el mal metabolismo de los carbohidratos, el estrés, el mal descanso, el alcohol, el tabaquismo o incluso la sociabilidad, determinaran el modo de envejecer en cada uno de esos momentos. Podríamos entonces atrevernos a definir un concepto nuevo “el envejecimiento molecular”, envejecimiento que es muy probable que no se refleje en ningún tipo de señal, signo o síntoma en sus inicios y que sin embargo con el tiempo sea factor determinante de la forma de envejecer de cada persona.

“El envejecimiento molecular” es muy probable que no se refleje en ningún tipo de señal, signo o síntoma en sus inicios y que sin embargo con el tiempo sea factor determinante de la forma de envejecer de cada persona

Un buen ejemplo de este concepto del “envejecimiento molecular” puede ser el caso de la sarcopenia. La sarcopenia (pérdida de fuerza y/o masa muscular), patología estrechamente relacionada con el envejecimiento, sus inicios moleculares asintomáticos pueden ocurrir a edades tan tempranas como los 35-40 años, decreciendo la masa muscular 1%2% anualmente y la fuerza muscular un 1,5%. Estos valores porcentuales de afectación muscular se duplicarán a partir de los 60 años. Las percepciones más comunes de las personas de mayor edad sobre el envejecimiento activo son principalmente mantener la salud física, mantener actividades de ocio y sociales, funcionamiento y actividad mental y relaciones y contactos sociales. En consonancia con estas percepciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento activo como “... el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”. Entonces, ¿qué podemos hacer para conseguir el anhelado envejecimiento activo? 

CÓMO PROTEGERNOS DEL "ENVEJECIMIENTO MOLECULAR"

Mejor aún ¿cómo podríamos protegernos del “envejecimiento molecular”? Es evidente que los hábitos de vida, fundamentalmente la alimentación, el ejercicio físico, el nivel de estrés y la calidad del descanso que mantengamos en nuestra vida, van a contribuir de forma fundamental para conseguir el envejecimiento activo y protegernos del envejecimiento molecular. Pero también es evidente que científicamente no conocemos cuáles son los estímulos y los mecanismos asociados al envejecimiento molecular, incluido sus inductores, y moduladores. Es la llamada “teoría del peligro”, donde mitocondrias, patrones inflamatorios moleculares asociados al daño (conocidos científicamente como DAMP), moléculas liberadas desde las propias células senescentes, el grado oxidativo en nuestras células y otros múltiples mecanismos moleculares y genéticos estarían muy probablemente implicadas en la modulación del envejecimiento molecular.

Como comentaba en un artículo publicado en ConSalud durante la primera ola de la pandemia que titulaba “todos somos soldados”, es fundamental conseguir realizar un esfuerzo común y unísono de las administraciones públicas, políticas, científicos y la propia población para abordar y profundizar de verdad en el conocimiento científico que nos permita hacer actuaciones responsables y beneficiosos para mejorar la forma de envejecer de la población española, teniendo sin duda como objetivo principal reducir así la vulnerabilidad de nuestros mayores ante enfermedades como el Covid-19. Se cumple un año más de intenso trabajo de ConSalud. No quiero dejar de aprovechar esta oportunidad para felicitarles y agradecerles de corazón el esfuerzo de todos estos meses para mantenernos constantemente informados. Creo que son un ejemplo de profesionalidad y buen hacer. Decía el filósofo alemán Schopenhauer que los primeros 40 años de vida nos dan el texto y los treinta siguientes el comentario. Mantengamos la esperanza de que ese comentario sea, como decía Pitágoras, el ser capaces de conseguir una bella ancianidad como recompensa de una bella vida.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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