Un espejo es una superficie en la que se reflejan la luz y las imágenes de los objetos que hay delante. Por sus ideales condiciones el agua es el primer espejo de la humanidad por cuanto reflejaba, en estado de calma, todo lo que se ponía por delante. Y tras agitarse se perturbaba el reflejo hasta borrarse, como los malos recuerdos. Pero retomemos el hilo.
Desde una perspectiva social la función primordial del espejo es reflejar aquello que se muestra delante, casi siempre para ponernos curiosos de cara a la galería. En cambio, en la física se utilizan con otros fines, entre ellos concentrar toda la luz en un punto tras reflejarse en la superficie del espejo cóncavo como fuente de energía renovable.
Con todo, lo que realmente me interesa es el fenómeno físico de la reflexión, de la imagen que fidedigna proyecta, salvo en los espejos cóncavos y convexos, donde se distorsiona hasta lo grotesco, como sucedía en los relatos valleinclanescos del XIX, dando lugar al Teatro del Esperpento.
Son muchos los compañeros que viven condicionados por querer ser el reflejo de sus padres en esta noble y sacrificada profesión de la medicina, sus predecesores marcaron una estela y ellos pretenden seguirla pretendiendo alcanzar análogo destino, pero cada cual debe escribir su propio viaje.
"Son muchos los compañeros que viven condicionados por querer ser el reflejo de sus padres en esta noble y sacrificada profesión de la medicina, sus predecesores marcaron una estela y ellos pretenden seguirla pretendiendo alcanzar análogo destino, pero cada cual debe escribir su propio viaje"
En unos casos por emulación y en otros por superación, consiguen llevar a buen puerto sus naves, pero en otros supone un lastre y/o un espejismo que les deja varados y a la espera, algunas veces eterna, de una marea perfecta o nuevo buque que permita zarpar hacia nuevos rumbos
Tomar referencias siempre es bueno, como lo es para los marineros el mapa de las estrellas en alta mar o ya próximo a la costa detectar la luz del faro que les guíe en la penumbra, pero a veces solo es una tenue luz.
Ante las zozobras de la incertidumbre sobre la correcta ruta de la luz de la sinceridad con uno mismo puede ser determinante para elegir metas propias dotadas de motivación o ajenas preñadas de espejismos.
Ser conocido como “el hijo de”, pertenecer a una saga familiar en algunos casos, sirve para abrir puertas mientras que en otros lo que hace es justo el efecto contrario y, del mismo modo que la primera opción facilita amistades y relaciones, la segunda por alguna extraña razón engendra o hereda hondas enemistades, cuando no envidias.
A mi juicio uno debe tomar el buen ejemplo del trabajo, de la honestidad, del esfuerzo, del sacrificio, del interés, de la bondad, del carisma, etc. Y pasar por alto aquello que fuere menos lustroso o que directamente preferiríamos ignorar u opacar por no responder a nuestro modelo de conducta ideal.
También podríamos trasladar este símil a los pacientes, muchos de los cuales aducen ser hijos de pacientes anteriores buscando justificación de su patología en la genética, como si fuera un castigo divino porque en el fondo han oído campanas, pero no saben por dónde.
"Sí es cierto que hay patologías con un componente genético muy relevante, pero de ahí llegar a pensar que porque tu padre o tu madre tuvieran tal o cual enfermedad uno estuviera condenado a perpetuar dichas patologías, hay un abismo"
Sí es cierto que hay patologías con un componente genético muy relevante, pero de ahí llegar a pensar que porque tu padre o tu madre tuvieran tal o cual enfermedad uno estuviera condenado a perpetuar dichas patologías, hay un abismo.
Sin embargo, en el campo de la conducta humana es más fácil aceptar que si afrontamos el estrés de modo similar posiblemente tengamos claras probabilidades de soportar consecuencias parecidas.
Por tanto, si me lo permiten creo que en esta vida lo prudente es intentar ser uno mismo, conociendo sus limitaciones yaceptándolas y no andar buscando excusas entre sus ancestros, ni auparse en ellos para trepar sin haber ganado esos méritos por esfuerzo propio.
Según la filosofía oriental cuando se aceptan las culpas propias se crece como persona. Crezcamos pues aceptando que no podemos ser perfectos, aunque no está demás intentar acercarse a la perfección.