“Las mentiras tienen las patas muy cortas”, también en la sanidad privada madrileña

Isidro Díaz de Bustamante
Presidente de la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada

La sabiduría popular acumula sus sentencias y proverbios en el refranero, expresión de lo prácticamente inapelable. Todos sabemos a qué nos referimos cuando señalamos “se coge antes al mentiroso que al cojo”, o, en la misma línea argumental: “las mentiras tienen las patas muy cortas”, vamos, que no van a llegar muy lejos.

Ese corto recorrido, por su falta de respeto a la verdad, es el que cabe atribuir a la última campaña del colectivo Audita Sanidad contra el Hospital General de Villalba.

Recordemos que se trata de un hospital público, integrado en la red del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS). Hospital público, pero de gestión privada, porque en su día la Administración madrileña licitó en concurrencia pública su construcción y funcionamiento durante 30 años. Algo absolutamente legal en un Estado social, democrático y de derecho como España. Se trata de una colaboración pública-privada, según el modelo conocido como Private Finance Initiative (PFI), que además ha demostrado repetidas veces su eficiencia, no solamente en los países desarrollados de nuestro entorno, sino también en otras comunidades autónomas como Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Baleares o La Rioja. Por otra parte, el modelo PFI no se aplica exclusivamente en el ámbito sanitario, las administraciones de todos los países recurren al mismo para realizar autopistas, aeropuertos, etc.

"Ese corto recorrido, por su falta de respeto a la verdad, es el que cabe atribuir a la última campaña del colectivo Audita Sanidad contra el Hospital General de Villalba"

Cuando en 2008, en plena crisis económica, el Gobierno de la Comunidad de Madrid valoró la necesidad de construir una serie de nuevos hospitales de localización comarcal, dado que la nula planificación de las décadas precedentes había concentrado en la ciudad de Madrid la práctica totalidad de la oferta hospitalaria, recurrió al modelo PFI porque no tenía dinero suficiente para afrontar esa inversión. Es exactamente lo mismo que hacemos el 99 por ciento de los ciudadanos cuando necesitamos comprar una vivienda y no disponemos de la liquidez desorbitada que implica su precio. Recurrimos a una entidad financiera, la vivienda pasa a ser nuestra, pero lógicamente sometida a unas condiciones y pagos hasta que liquidamos la deuda. La mayoría de los ciudadanos beneficiarios de la disposición de este nuevo recurso asistencial, están agradecidos por la combinación de factores que posibilitó disponer de un nuevo hospital en un tiempo record.

El colectivo Audita Sanidad, que merece todo mi respeto, es una confluencia de varias organizaciones vecinales, profesionales sanitarias, sindicales y políticas que se identifican como defensores de una sanidad pública gestionada exclusivamente por el sector público.

Como representante de la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid (ACHPM), estoy en mi derecho de disentir. Es más, desde mi punto de vista, el mundo no es blanco o negro, público igual a bueno – privado igual a malo, sino que está lleno de matices grises. Soy conocedor de ejemplos de buenas y malas prácticas de gestión en la sanidad que nada tienen que ver con la naturaleza jurídica de la propiedad, tienen que ver con la eficiencia, y la misma podemos encontrarla tanto en un lado como en el otro.

"Soy conocedor de ejemplos de buenas y malas prácticas de gestión en la sanidad que nada tienen que ver con la naturaleza jurídica de la propiedad, tienen que ver con la eficiencia, y la misma podemos encontrarla tanto en un lado como en el otro"

Ahora bien, ante todo, para mí lo importante es ser honesto. No recurrir a ninguna falsedad para tratar de imponer un determinado relato cuando la realidad no coincide con  mi punto de vista. Cuando se mezclan exageradamente algunas cuestiones se produce un emborronamiento, un ruido, que difumina o esconde la verdad. Audita Sanidad ha convocado el 22 de octubre un acto de reivindicación laboral contra la dirección del Hospital General de Villalba; puede ser lógico, ya que se trata de un colectivo que incluye sindicatos, lo que ya  no es, en mi opinión, tan coherente, es que esas reclamaciones se mezclen con una crítica al modelo PFI, faltando a la verdad al señalar prácticas abusivas que no se corresponden con la realidad. Estoy convencido del corto recorrido de las mentiras, pero me preocupa la hipocresía. Se atribuye a Voltaire el cínico consejo «calomniez, calomniez, il en restera toujours quelque chose» (calumniar, calumniar, que siempre quedará algo). Ese es un tipo de juego con el que no estoy de acuerdo.

Ejemplos de colaboración entre sanidad pública y privada los tenemos por todas partes. Merece la pena destacar uno reciente. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT), entidad pública española de prestigio mundial, ha alcanzado un acuerdo con la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE), para  el desarrollo de la donación de órganos para trasplantes en el sector sanitario privado. Creo que es una excelente muestra de colaboración pública-privada en favor del conjunto de la sociedad.

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