Día Mundial de la Salud: Ante un desafío histórico

Nicolás González Casares
Parlamentario europeo. S&D. Enfermero

Nunca un Día Mundial de la Salud, instituido por la OMS en 1950, se había celebrado con un tercio de la población mundial bajo medidas de confinamiento y con el asedio de una pandemia infecciosa de una magnitud que no tenemos en nuestra memoria viva.

Repetimos de manera continuada, muchas veces sin darle importancia, que la Salud es lo primero. Estas semanas de reflexión en nuestras casas nos han hecho más conscientes que nunca del viejo dicho popular. En este momento de quebranto de ese bien preciado en millones de personas debemos reflexionar de qué manera afrontar en el futuro la manera de cuidarla.

Esta pandemia marcará la vida de muchas generaciones que en Europa tienen en común haber vivido épocas de relativa calma y prosperidad desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los menores de 60 o 70 años no han asistido en la mayoría de países de la UE a grandes dramas históricos y en cierta medida los acontecimientos más señalados hasta gozaron de un cariz positivo como la Caída del Muro o la llegada de la democracia en el caso de España. Sí asistimos a hechos dramáticos pero ninguno de esta dimensión.

Ante esta cruda lucha contra un enemigo invisible para la población han emergido como héroes rescatados del cajón del olvido, los profesionales de la Sanidad y los investigadores, habitualmente eclipsados por el relumbrón de figuras más glamurosas, pero no olvidemos que nadie que elige una profesión sanitaria lo hace por heroísmo, simplemente por una vocación de servicio al cuidado de la Salud. Ni Florence Nightingale, Ramón y Cajal o Gregorio Marañón buscaban la gloria. Por eso debemos reflexionar  una vez que pase el punto álgido de esta catástrofe,en qué lugar de nuestra sociedad queremos situar a nuestra Salud.

El aumento de la inversión sanitaria y la colaboración estrecha entre países en la investigación supone una oportunidad para recuperarnos del daño que hemos sufrido

 

Este virus nos ha mostrado, más que nunca, con brutalidad y dureza que la Salud es algo común, que nos interrelaciona a todos sin distinción, por lo tanto la manera de cuidarla también debe ser común y compartida con todos los seres humanos. La solidaridad también forma parte del modo en que debemos entender su cuidado, sin condicionalidades ni distinciones.

En nuestro entorno pervive cierto alivio y tranquilidad gracias a nuestro contrato social europeo muy deteriorado tras la crisis económica, que en la mayoría de los países de la UE aún nos permite luchar contra la enfermedad sin temer la desatención sanitaria ni una ruina posterior. Pero hemos visto saltar muchas costuras y buena parte se debe a las tentaciones de mercantilización y un cierto aire de suficiencia, además de decisiones  institucionales que deberemos analizar para hacer frente al futuro con mayores garantías.

Vendrán tiempos de reflexión y de lecciones aprendidas, pero también es el momento de que la UE, ciudadanía y gobernantes, tomemos conciencia de que la priorización y el aumento de la inversión sanitaria, el refuerzo y la colaboración estrecha entre países en la investigación y la fortaleza de la Salud en todas sus dimensiones (sistemas de Salud públicos, industrias sanitarias, profesionales, etc.) suponen una oportunidad para recuperarnos del daño que hemos sufrido y para reconstruir una sociedad en que ese bien se convierta sin ambages en uno de los valores que cotice al alza en nuestro futuro.

Entre dolor y luto, pero también con esperanza, hoy celebramos el Día Mundial de la Salud y buena suerte a todos y todas a los que hoy os toca cuidar en nuestros centros sanitarios.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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