Obsolescencia programada

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

¿Cuántas veces les ha sucedido que un electrodoméstico comprado hace unos años se estropea gravemente y solo pueden darle, en los talleres de reparación al uso, la extremaunción? En verdad es una pregunta retórica, porque igual que comer, respirar, evacuar sólidos o líquidos, es algo que, a todos, todos, nos ha sucedido y nos seguirá sucediendo.

Nada es eterno, igual que nadie lo es, pero al menos esperas que estos artificios mecánicos te den un resultado óptimo durante un tiempo prudencial.Claro, en lo que no nos ponemos de acuerdo, consumidores y fabricantes, es en loprudencial, que fluctúa ostensiblemente conforme seas mero usuario ointeresado empresario.

Antaño estos aparatos solían durar más y eran susceptibles de reparar previa espera de un envío de repuestos, a menudo residenciado al norte de Europa, o bien, de perdidos al río, en las insulares tierras niponas. En cualquier caso, una espera dilatada que no frustrante, porque tenía su recompensa: regresabas a casa con tu maquinaria en perfecto estado de revista.

Pero, hete aquí, que de un tiempo a esta parte los componentes se han abaratado, las piezas se han simplificado y los costes se han reducido en muchos casos, lo cual no ha conllevado un abaratamiento del producto, sino más bien al contrario. Lamentablemente, una de las consecuencias colaterales es que muchos, por no decir todos, ya no se reparan en caso de avería, sino que le damos pasaporte al punto limpio (eufemismo) del reciclaje, porque alguien se ha asegurado recortar su periodo de servicio.

En biología existe un concepto próximo que es la apoptosis, mecanismo por el cual la célula deja de funcionar y muere tras una serie de procesos moleculares.

En este tiempo de la postverdad, de la que hablábamos otrora desde esta misma atalaya, hemos tenido que incorporar un nuevo concepto a nuestro acervo cultural: es la llamada obsolescencia programada. Este constructo viene a definir el periodo de caducidad exacto de un producto desde su cuna, léase, desde la cadena de montaje, siempre que el uso sea correcto y no haya factores de riesgo palmarios que justificasen un final prematuro.

Así que si Vdo yo…hemos adquirido una batidora, una plancha, un receptor de TV, un móvil, etc., ayer, en condiciones normales (como se decía en los problemas de física cuando yo estudiaba la EGB) nos durará exactamente lo mismo, seamos más o menos escrupulosos, minuto arriba, minuto abajo, porque alguien se ha asegurado que, tras equis número de empleos, el artefacto haga “chas”, resulte inviable su reparación y pase al recuerdo en espera de una nueva adquisición que engorde las arcas del fabricante.

En biología existe un concepto próximo que es la apoptosis, mecanismo por el cual la célula deja de funcionar y muere tras una serie de procesos moleculares.De este modo, el cuerpo se deshace de células innecesarias o anormales.

Bajo una óptica de la medicina social, en los humanos usaríamos un concepto relacionado, que es la esperanza de vida, media ponderada de los años que se espera que viva un hombre y una mujer. Sí, porque son diferentes: no es una cuestión de clasismo, ni de diferencia de género discriminadora, es una realidad biológica de la que dan cuenta los censos demográficos.

Por fortuna para quien lo disfruta y por desgracia para algunos gestores públicos a los que parece preocupar esta “fecha de caducidad humana”, por aquello de las pensiones, este ratio crece lustro a lustro, década a década, por las mejores condiciones de vida, por razones higiénico-sanitario-alimenticias, más formación e información de las personas etc., que prolongan la duración de nuestras vidas.Recuerdo a un ministro de Finanzas japonés que en 2013 tuvo la osadía de pedir a los ancianos que “se dieran prisa en morir”.

¿Se imaginan que naciéramos con la fecha de nuestra muerte en el ADN? Quizá sea así, pero semejante fecha no nos es revelada porque igual condicionaba el resto de nuestros días. Recuerdo que un día le pregunté a un pariente si firmaría por llegar a la edad de su suegra, veterana en edad, pero jovial y animosa en carácter y espíritu. Su respuesta me conmovió. “Si no me sobreviven mi mujer y mis hijas, ¡rotundamente no!”

La calidad de vida con edades avanzadas, hoy día, es inversamente proporcional a la de nuestros vigentes electrodomésticos

La medicina trata de poner los medios para que sus pacientes lleguen en las mejores condiciones hasta donde lo permitan las suelas de la vida. Ni prolongamos artificialmente ese recorrido, ni ponemos zancadillas para trabar el paso, deontología profesional y juramento hipocrático obligan. Solo buscamos sanar o aliviar, lo que en argot mecánico se llamaría reparar. Malo sería que llegase un día en que la respuesta genérica fuera “no le merece la pena, deshágase de su familiar y póngase a hacer otro, que éste está caduco”.

La calidad de vida con edades avanzadas, hoy día, es inversamente proporcional a la de nuestros vigentes electrodomésticos. Cada vez sobrevivimos más tiempo y en mejores condiciones, y surgen nuevos negocios alrededor del decanato familiar, al tiempo que se plantean nuevos conflictos por estos desajustes aún no resueltos. Vivimos…hasta que la muerte nos separa de la vida, y por suerte ni estamos programados cibernéticamente,ni llevamos códigos de barras, al menos por el momento.

La ciencia ficción augura que algún día esto se revertirá y reproduciremos tejidos, órganos, huesos, etc., en 3D y quién sabe si devolveremos a la vida a los muertos o prolongaremos su camino por conveniencia hasta que queramos. Si me lo permiten, yo me quedo con Antonio Machado cuando decía aquello de “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar” ¡Quién sabe qué nos depararán los caminos que aún no hemos surcado!

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