Una ventana de esperanza

Antonio López Farré
Departamento Medicina Facultad de Medicina Universidad Complutense de Madrid. Académico Correspondiente Real Academia Nacional de Medicina de España.

La memoria inmunológica: Una ventana a la esperanza para una inmunidad prolongada contra el Covid-19

Una de las grandes preguntas que planean entre la comunidad científica y en la sociedad es la relativa corta vigencia que se piensa puede existir en el tiempo de mantener la capacidad del sistema inmunitario contra el Covid-19. Se ha hablado de que las personas infectadas por Covid-19 su sistema inmunitario tendría capacidad de responder contra el virus generando anticuerpos no mucho más allá de 6 meses tras la infección. Ni que decir tiene que la misma duda planea tras la vacunación, incluso dándose ya como un hecho cierto la necesidad de recibir una dosis de recuerdo al año de completar la pauta de vacunación completa de cualquiera de las vacunas que actualmente se están utilizando.

Sin embargo, estos últimos meses dos artículos publicados en revistas científicas de alto prestigio pueden dar cierto giro de esperanza a estas cuestiones.

El primero de los artículos fue publicado en febrero de este año 2021 en la revista Science por unos investigadores americanos. En ese trabajo se analizaron 188 casos de Covid-19, en las que se incluyeron 43 muestras obtenidas después de más de 6 meses desde la infección.

Los investigadores encontraron que los niveles de IgG contra la proteína Spike del virus, que recordemos es la proteína que usa Covid-19 para infectar las células huésped, fue estable más de 6 meses después de la infección. Incluso, y esta observación es muy relevante, los niveles de células B de memoria específicas para la proteína Spike fueron mayores después de 6 meses que al mes de la infección. Hay que recordar que las células B de memoria son un subtipo de células B generadoras de anticuerpo que se encargan de responder de forma inmediata ante una reinfección, aunque en el momento de la reinfección la titulación de anticuerpos fuera nula.

Además, estos investigadores encontraron que los niveles de células de memoria B contra la región RBD (dominio de región obligatorio) de la proteína Spike se mantenían también establemente elevados al medirlos 6-8 meses después de la infección. La región RBD de la proteína Spike del Covid-19 es la zona especifica de la proteína Spike que reconoce el receptor de la enzima convertidora de angiotensina de tipo 2 (ACE2), receptor expresado en las células humanas que el virus utiliza para infectarlas. Es importante señalar que en el caso de infecciones por otros virus se han encontrado células de memoria B elevadas durante años, incluso en el caso de la viruela 60 años después de la infección.

Otro estudio, este publicado en la revista Nature, realizado fundamentalmente también por científicos americanos, ha sugerido que la infección por Covid-19 produce una respuesta inmune de larga duración específica de antígeno. En el estudio, a pesar de que en todos los pacientes los niveles de anticuerpos a los 4 meses de la infección habían decaído de forma muy importante, también detectaron la existencia de células de memoria B de larga duración en la médula ósea capaces de producir anticuerpos. De tal forma que, aunque los niveles de anticuerpos decaigan estas células persistentes pueden generarlos de forma rápida en caso necesario. En el estudio se analizaron 77 muestra de pacientes que habían sido infectados por Covid-19, muchos de ellos (71 en total) habían sufrido una infección leve. En 19 pacientes obtuvieron muestras de médula ósea 7 meses después de la infección por Covid-19 y en 15 de ellos detectaron células B de memoria. En 4 de los pacientes no pudieron encontrar estas células.

Si hiciéramos una reflexión conjunta de las observaciones de todos estos artículos podríamos concluir que las células B de memoria contra la proteína Spike del Covid-19, y en particular contra su región RBD, perdurarían en el tiempo llegando incluso a más de 10 meses

Pero las investigaciones sobre la relación de las células de memoria B y la infección por Covid-19 continúan. Un artículo que se ha publicado en forma preliminar indicaría que en 63 personas que habían sufrido la enfermedad de forma leve, las células B de memoria continúan aumentadas de forma estable de 6-12 meses. Además, la titulación de anticuerpos neutralizantes del virus también permaneció estable. Estas observaciones estarían en la misma línea que los otros dos trabajos anteriormente comentados.

Pero lo llamativo de este trabajo es que el 41% de los pacientes estudiados estaban vacunados con una primera dosis con una vacuna de tecnología RNA mensajero. En este sentido, la vacunación lo que produjo fue un aumento en 8.6 veces en el número de células de memoria B circulantes contra la región RBD de la proteína Spike del virus. Esto parece ocurrir porque la vacunación favorecería el reclutamiento de nuevos clones de células B en la memoria y la expansión de las existentes. Esto es interesante porque dentro de los centros germinales, las células B proliferan y mutan.

El proceso se denomina hipermutación somática y es responsable de introducir mutaciones espontáneas con una frecuencia muy elevada (de aproximadamente 1 en cada división de 1600 células). Es decir, en palabras sencillas, esto podría significar que la vacunación al menos con tecnología RNA mensajero, favorecería la formación y actividad de anticuerpos neutralizantes contra diferentes variantes del virus además durante un tiempo probablemente más prolongado que el inicialmente testado o esperable.

Si hiciéramos una reflexión conjunta de las observaciones de todos estos artículos podríamos concluir que las células B de memoria contra la proteína Spike del Covid-19, y en particular contra su región RBD, perdurarían en el tiempo llegando incluso a más de 10 meses donde se han realizado en alguno de estos estudios las valoraciones.

Pero también tenemos que aprender y alertarnos con estos resultados sobre que la posibilidad de que no todos los pacientes tienen niveles iguales de estas células B de memoria con el transcurrir del tiempo. Es decir, debe existir factores particulares en los que podríamos incluir la edad, comorbilidades o incluso hábitos de vida que influencien también la capacidad de generación y perpetuación de estas células B de memoria. Es decir, podríamos quizás atrevernos a señalar, pasando al plano de la vacuna contra el Covid-19, que los resultados, aunque muy positivos y esperanzadores, no obstante, alertan también sobre que en todas las personas la duración de la inmunidad por las vacunas sea la misma.

 Por lo tanto, debemos mantener las precauciones a pesar de estar vacunados.

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