En los últimos 30 o 40 años ha habido un evidente repunte de alergias. Las afecciones respiratorias, tanto la rinoconjuntivitis como el asma se han multiplicado. Igual está ocurriendo con la alergia a los alimentos, la segunda “onda epidémica”. La prevalencia en las sociedades occidentales puede alcanzar “a uno de cada cuatro individuos”, según explica a ConSalud.es la jefa del Servicio de Alergia del Hospital Clínico San Carlos, Montserrat Fernández Rivas. Erróneamente, además, se tiende a considerar que estas afecciones son solo cosa estacional, pero con la llegada del frío es una realidad que también aumentan los brotes.
En invierno, los pacientes que padecen alergia respiratoria o asma, tienen más probabilidades de sufrir exacerbaciones por infecciones, sobre todo los niños. En esta época del año son muy características “las infecciones virales que desencadenan en una crisis de asma, o asmáticos crónicos que necesitan incluso ser ingresados”, apunta la especialista. “En estos meses es más común porque hay más virus respiratorios”.
También influye que los pacientes pasen más tiempo en el interior de las casas. Así, “los que están sensibilizados a alérgenos de interior como ácaros del polvo, hongos, epitelios, etc., van a tener mucha más exposición a ellos”. En este sentido, la cantidad de este tipo de sustancias dentro de los domicilios suele ser más elevada, y, por tanto, los alérgicos “puede que estén peor controlados”, apunta Fernández Rivas.
En esta época del año son muy características “las infecciones virales que desencadenan en una crisis de asma, o asmáticos crónicos que necesitan incluso ser ingresados”
Otro síntoma frecuente de la etapa invernal es que, por exposición ambiental al frío, prevalece la conocida como urticaria frigore, “que se desencadena por el estímulo físico del frío”. Normalmente, añade la doctora, los brotes de esta patología se desarrollan en zonas expuestas a las bajas temperaturas, “como la cara, las manos o las piernas”. Por último, en Navidad “se comen con mayor frecuencia mariscos y frutos secos, por lo que “puede que haya más pacientes que tengan más reacciones con este tipo de alimentos, que debuten con las reacciones o que, ya siendo alérgicos, tengan una exposición accidental”, señala la especialista.
CONTAMINACIÓN
Es una realidad que los síntomas de las personas alérgicas suelen agravarse en las ciudades grandes por culpa de la contaminación ambiental, que “produce una mayor inflamación de las vías respiratorias, lo mismo que provoca la alergia”, apunta la doctora. Así, “tienes una inflamación por el propio alérgeno y por algo que resulta irritante para tus vías respiratorias. Eso puede hacer que en los picos de contaminación por partículas o gases, los síntomas de los pacientes que ya tienen inflamación de las vías respiratorias por la alergia pueden reagudizarse o reactivarse a corto plazo”.
A medio o largo plazo, por otra parte, “sí que se sabe respecto a la contaminación que a los pacientes con predisposición genética para volverse alérgico, con la inflamación de las vías respiratorias provocadas por la polución puede originarse el desarrollo de la afección”. Otra de las posibilidades, es de cara a los pólenes, concluye Fernández Rivas. “Se ha demostrado que los pólenes de las plantas que se encuentran en zonas urbanas con mayor contaminación expresa mayor cantidad de alérgenos de esos mismos árboles que en un ambiente no contaminado. Eso puede explicar que haya más alérgicos a los pólenes en las ciudades que en ambientes rurales”.