¿Cómo se defienden las células cancerosas del sistema inmune?

Con tentáculos diminutos o nanotubos, las células cancerosas succionan las mitocondrias de las células inmunes para inhibir el sistema inmunológico

Células. (Foto. Pixabay)
19 noviembre 2021 | 13:40 h
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Todo patógeno o mal que entre en nuestro cuerpo debe enfrentarse a nuestro sistema inmune. Virus, bacterias, hongos... e incluidas las células cancerosas tienen que buscar la mejor forma para que su huésped no le elimine y poder crecer en él. Y toda evolución y supervivencia lleva a encontrar la forma de realizarlo. Según han descubierto investigadores del Brigham and Women's Hospital, las células extienden tentáculo de nanoescala para alcanzar las células inmunitarias, succionarles la mitocondria y sacarles con ella toda la energía. Así inutiliza el cáncer al sistema inmune. 

Esta investigación con nanotecnología publicada en 'Nature Nanotechnology' podría tener la solución para desarrollar inmunoterapias más eficaces contra los diferentes cánceres que afectan al ser humano. "El cáncer mata cuando se suprime el sistema inmunológico y las células cancerosas pueden hacer metástasis, y parece que los nanotubos pueden ayudarles a hacer ambas cosas", señala el autor Shiladitya Sengupta, codirector del Centro Brigham de Terapéutica de Ingeniería. "Este es un mecanismo completamente nuevo por el cual las células cancerosas evaden el sistema inmunológico y nos da un nuevo objetivo al que perseguir".

A través de microscopia electrónica de barrido de emisión de campo descubrieron algo que hasta entonces nunca se había observado: que las células cancerosas parecían estar conectada físicamente con las células inmunes. Y lo estaban a través de nanotubos que salían de la célula causante del tumor hacia la célula inmune.

Nanotubos de entre 100 y 1.000 nanómetros de tamaño, es decir, entre 1.000 y 100 veces más pequeño que el grosor de un cabello humano

Unos nanotubos de entre 100 y 1.000 nanómetros de tamaño, es decir, entre 1.000 y 100 veces más pequeño que el grosor de un cabello humano. Estos diminutos nanotubos se alargan desde la célula cancerosa hasta llegar a la inmune, la célula T, a veces una maraña de nanotubos independientes, otras en forma de un tubo más grande creado por la unión de esos nanotubos. Y, a modo de aspirador, succionan la mitocondria de las células T para robarles toda su fuente de energia. 

El equipo rellenó las mitocondrias con tinte fluorescente para poder seguir el proceso de todo lo que ocurría. Así vieron que las mitocondrias, de color verde brillante, eran extraídas de las células inmunes hacia las tumorales. La célula T, sin su fuente de energía, deja de moverse, mientras que la célula cancerosa, con otra nuevo motor energético, dobla sus fuerzas para seguir expandiéndose.

“Fue muy emocionante porque nunca antes se había observado este tipo de comportamiento en las células cancerosas. Este fue un proyecto difícil ya que los nanotubos son frágiles y tuvimos que manipular las células con mucha suavidad para no romperlas", explica el coautor Hae Lin Jang, investigador principal en el Centro de Terapéutica de Ingeniería.

CAMINO A UNA MEJOR INMUNOTERAPIA

Actualmente la inmunoterapia y las terapias CAR-T son una de las grandes esperanzas en la lucha contra los cánceres existentes. Las investigaciones se suceden, sin embargo, en algunos tipos de tumores estos tratamientos no funcionan, o los riesgos son mayores que los beneficios. En el camino para encontrar una mejor terapia este descubrimiento podría ser esencial.

Los investigadores observaron qué pasaría si evitaban que la célula tumoral secuestre a las mitocondrias de las células T. Al eliminar esta fuente de energía que conseguían las cancerosas vieron que el tumor dejaba de crecer. Hicieron las pruebas con cáncer de pulmón cáncer de mama.

"Según nuestras observaciones, existe evidencia de que un inhibidor de la formación de nanotubos podría combinarse con inmunoterapias contra el cáncer y probarse para ver si puede mejorar los resultados para los pacientes", concluye el autor principal Tanmoy Saha, investigador postdoctoral en el Centro de Terapéutica de Ingeniería.

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