Cambio climático y aumento de las olas de calor: ¿cuáles son los impactos para nuestra salud?

Las personas con diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, por ejemplo, son extremadamente vulnerables ante las olas de calor extremo.

Ola de calor (Foto. Freepik)
Ola de calor (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
18 julio 2022 | 13:00 h

El cambio climático se erige ya como una de las grandes amenazas para la salud pública global. La contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero acercan al planeta a un punto de no retorno. Estas emisiones son el resultado de la extracción y quema de combustibles fósiles, principales contribuyentes tanto del cambio climático como de la contaminación del aire.

De acuerdo con las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2030 y 2050 se espera que el cambio climático cause aproximadamente 250.000 muertes adicionales cada año por desnutrición, malaria, diarrea y estrés por calor. El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), dependiente del Ministerio de Sanidad, ha estimado 360 muertes atribuibles a las altas temperaturas registradas en los seis primeros días de la ola de calor que afecta a España (del 10 de julio al 15 de julio).

La creciente evidencia científica al respecto confirma que el cambio climático impacta en nuestra salud de múltiples formas, siendo de especial preocupación debido a su impacto el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, tormentas, inundaciones, interrupción de los sistemas alimentarios, aumento de las zoonosis, escasez de alimentos y aguas, las enfermedades transmitidas por vectores o aquellas relacionadas con la salud mental. A lo largo de estas líneas vamos a centrar la atención en cómo las olas de calor impactan en nuestra salud.

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) concluyo que, para evitar los impactos que se prevén como consecuencia del cambio climático, el mundo debería limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C.

El problema es que nos encontramos ya en tiempo de descuento porque las emisiones realizadas en el pasado han provocado ya que un cierto nivel de la temperatura media del planeta que se ha incrementado en las últimas décadas, sea ya inevitable. Los expertos que componen el referido panel enfatizan en la idea de que incluso si se lograse el objetivo marcado, no se considera seguro. ¿El motivo? Cada décima de grado adicional de calentamiento tendrá nefastas repercusiones en la vida y en la salud de las personas.

OLAS DE CALOR Y EFECTOS EN LA SALUD

Las olas de calor extremo se suceden cada vez con una mayor frecuencia y se manifiestan en zonas en las que los termómetros nunca antes habían registrado temperaturas similares. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) alertan sobre el peligro que suponen las olas de calor para nuestra salud, pudiendo llegar incluso a provocar la muerte, especialmente en grupos de riesgo como los niños, los adultos mayores o las personas con patologías.

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) concluyo que, para evitar los impactos que se prevén como consecuencia del cambio climático, el mundo debería limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C

Las personas con diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, por ejemplo, son extremadamente vulnerables ante las olas de calor extremo que se vienen sucediendo como consecuencia del cambio climático.

Los CDC alertan de que los eventos de calor extremo pueden desencadenar problemas como el los golpes de calor, uno de los problemas de salud más habituales en estas situaciones y que ocurren cuando nuestro cuerpo no es capaz de controlar la temperatura corporal y esta aumenta rápidamente, fallando el mecanismo de sudoración.

No podemos obviar el impacto que supone el denominado como estrés térmico. Los periodos prolongados de altas temperaturas diurnas y nocturnas exacerban las principales causas de muerte en todo el mundo. Y es que las muertes y hospitalizaciones por el calor pueden ocurrir en un periodo extremadamente corto de tiempo, e incluso tener un efecto retardado y manifestar su consecuencias días después.

Es necesario incidir en que los efectos de las olas de calor sobre nuestra salud no solo son directos. Las temperaturas altas pueden alterar nuestros comportamientos, modificar los mecanismos de transmisión de las enfermedades o afectar a las rutinas de prestación de servicios de la salud (interrupción del abastecimiento de agua o cortes de electricidad, por ejemplo).

NO RECIBEN LA ATENCIÓN QUE REQUIEREN

La OMS califica las olas de calor como “uno de los eventos naturales más peligrosos”, criticando que “rara vez” reciben la atención necesaria porque el número de personas que provocan o la destrucción que generan no se perciben de forma inmediata. De acuerdo con los datos recopilados por la agencia de salud de la ONU, entre 1998 y 2017 han muerto en todo el mundo más de 166.000 personas como consecuencia de las olas de calor. Cifra que incluye los más de 70.000 decesos que la ola de calor que recorrió Europa en 2003 provocó.

La OMS califica las olas de calor como “uno de los eventos naturales más peligrosos”, criticando que “rara vez” reciben la atención necesaria porque el número de personas que provocan o la destrucción que generan no se perciben de forma inmediata

Para hacernos una idea de lo rápido que el cambio climático está expandiendo las olas de calor a zonas en las que no se producían este tipo de eventos atmosféricos adversos, entre los años 2000 y 2016 el número de personas expuestas a las olas de calor aumentó en alrededor de 125 millones.

“Si bien los efectos del calor pueden exacerbarse en las ciudades, debido al efecto isla de calor urbano (UHI, por sus siglas en inglés), los medios de subsistencia y el bienestar de las comunidades no urbanas también pueden verse gravemente afectados durante y después de períodos de clima inusualmente cálido”, expone la OMS para mostrar como las olas de calor afectan a todos.

Al tratarse de eventos imprevistos no resulta extraño que las olas de calor se traduzcan en una sobrecarga para los sistemas sanitarios. Además, aumentan la presión sobre aspectos como el consumo de agua, de energía o transporte, lo que puede traducirse en cortes de energía en las zonas que se encuentren menos preparadas. Los expertos de la OMS detallan además que la seguridad alimentaria y de los medios de subsistencia también puede verse afectada debido a las olas de calor ya que provocan que muchas personas pierdan sus cultivos o ganado y, por ende, sus formas de vida.

Debemos tener en cuenta que la escala y naturaleza de los impactos de las olas de calor en la salud dependen del momento, la intensidad, la duración del evento, el nivel de aclimatación y la adaptabilidad de cada población y/o individuo. La OMS recuerda que el umbral a partir del cual la temperatura se erige como una condición peligrosa, varía en función de cada región y se ve afectada por otros factores como la humedad o el viento.

Los impactos negativos del calor en la salud son predecibles y, en gran medida, evitables a través de acciones específicas de salud pública. “La concienciación sobre los riesgos para la salud que plantean las olas de calor y la exposición prolongada al aumento de las temperaturas sigue siendo insuficiente. Los profesionales de la salud deben ajustar su planificación e intervenciones para tener en cuenta el aumento de las temperaturas y las olas de calor. Las intervenciones prácticas, factibles y a menudo de bajo costo a nivel individual, comunitario, organizacional, gubernamental y social pueden salvar vidas”, concluyen los expertos de la OMS.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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