El coste de la cronicidad para el paciente: La compra, de por vida, de tratamientos para la salud

En muchos casos, los tratamientos principales de las enfermedades crónicas están cubiertos por la sanidad pública, sin embargo otra serie de terapias, tratamientos y necesidades corren del bolsillo de los pacientes

Paciente crónico (Foto. Freepik)

España es un país envejecido, con una edad media de aproximadamente 45 años. En 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 15,7 millones de personas en nuestro país tenían más de 60 años, 32% de la población total. La edad es un factor de riesgo de muchas enfermedades crónicas como la osteoporosis, la artrosis, la diabetes, problemas cardiovasculares o neurológicos. Son enfermedades sin cura actualmente y que suponen una importante carga en el sistema asistencial.

A este envejecimiento se suman los efectos de estilos de vida poco saludables y enfermedades que, sin cura todavía, cuentan con tratamientos capaces de alargar la vida, frenar la enfermedad y evitar que los pacientes mueran a causa de esta. Es el caso de algunos cánceres, de enfermedades neurodegenerativas o de enfermedades poco comunes. Y de nuevo todo esto supone un importante peso en el sistema sanitario: necesidad de más consultas médicas tanto en Atención Primaria como en hospitalaria, de tratamientos, de elementos para mejorar la calidad de vida, terapias…

En España, volviendo a datos del INE, se estima que el 49,3% de hombres y el 59,1% de mujeres mayores de 15 años tiene alguna enfermedad o problema de salud crónico. Según datos de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), la cronicidad supone el 80% del gasto presupuestario de Atención Primaria y el 60% del hospitalario, un total de un 70% del presupuesto sanitario. Según el ‘Informe Cronos: hacia el cambio de paradigma de la atención en enfermos crónicos' facilitado por el Foro de Pacientes, en 2020 los pacientes crónicos supusieron 77,927 millones de euros.

"Muchas personas con enfermedad crónica no pueden acceder a un trabajo o mantenerlo, y esto repercute en su economía y la de su familia”

Este coste responde a lo que asume el Sistema Nacional de Salud (SNS). Sin embargo, la atención de los pacientes crónicos y sus necesidades no siempre entran de forma completa en estos presupuestos. Esto hace que los pacientes sean los que asumen parte de los gastos que derivan de su enfermedad. “La enfermedad tiene un impacto en todos los hábitos de la vida y más en el económico. Muchas personas con enfermedad crónica no pueden acceder a un trabajo o mantenerlo, y esto repercute en su economía y la de su familia”, explica a Consalud.es Carina Escobar, presidenta de la POP.

MÁS ALLÁ DE LA RECETA MÉDICA

No todos los tratamientos están cubiertos al 100%, sino que tienen un copago. Los pacientes pagan hasta el 40% de un tratamiento que es crónico, es decir, para toda la vida. Además, dependiendo de la enfermedad, en farmacia también se compran otros tratamientos que no están incluidos en la cartera de servicios. “Hay mucha medicación ligada al cuidado de la salud que no está financiada, como los antidiarréicos”, señala Escobar. A parte de ello tampoco están las cremas o los sueros fisiológicos que se pueden necesitar.

“En mi caso, que tengo una enfermedad inflamatoria intestinal, tengo también que tener cuidado con la comida, consumir productos frescos y no ultraprocesados. El precio de la cesta lo notamos todos, pero especialmente si nos tenemos que cuidar. Y si el paciente crónico no se gasta el dinero en comida sana y productos de cuidado, acude más al médico lo que incrementa el gasto sanitario”, añade. No solo es eso, son también terapias como la fisioterapia, la logopedia, la rehabilitación o la consulta psicológica, “son terapias que ayudan mucho a los pacientes a tener una mayor calidad de vida. Sin embargo, es difícil acceder y en muchos casos se acude por lo privado”, indica Carina Escobar. Y no olvidar el desplazamiento a las consultas, en algunas zonas demasiado lejos para los pacientes.

"En este momento nos sentimos invisibles”

Sí es verdad que encontramos, por ejemplo, que los pacientes con diabetes tienen cubiertos todos los tratamientos y dispositivos. “A día de hoy los pacientes tipo 1 insulinizados tienen cubierto la bomba de insulina al 100%, ahora se abrirá el acceso a los pacientes con diabetes tipo 2 insulinizados”, explica a este medio Mercedes Maderuelo, gerente de la Federación Española de Diabetes (FEDE). Sin embargo, también tienen otro problema: la elección por parte de las autonomías de los proveedores. “Es un problema. Se tiende a elegir las agujas más baratas, que nos duelen y nos hacen daño. Las persona que se lo pueden permitir van al mercado a comprar agujas mejores”, indica Maderuelo.

Si no está en la cartera de servicios del SNS, los pacientes no tienen más opción que acudir con su bolsillo, y no todos se lo pueden permitir. “No hay reconocimiento legal de la cronicidad. Las personas con discapacidad tienen unos beneficios sociales, nosotros también queremos tener reconocida nuestra realidad como pacientes crónicos y tener beneficios, que se nos tenga en cuenta de cara a terapias y los costes que tienen. En este momento nos sentimos invisibles”, denuncia Carina Escobar. 

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