La Covid-19 golpea a la Atención Temprana: “Los meses que no hay atención no se recuperan”

Aquellos que ya tenían consultas de atención temprana en la mayor parte de las Comunidades Autónomas pudieron seguir, pero en otras no, e incluso las listas de espera se engrosaron

La atención temprana se ha retrasado durante la pandemia. (Foto. Freepik)
19 octubre 2021 | 13:00 h

El confinamiento, el cierre de las consultas, el colapso de la Sanidad y el miedo al contagio causado por la Covid-19 afectaron a muchas de las atenciones e intervenciones sanitarias que no tenían que ver con esta enfermedad. Cirugías que no eran urgentes se aplazaron, pacientes a la espera de diagnóstico no acudieron a los centros hospitalarios, muchas de las consultas se volvieron telemáticas. Y entre todo ello la Atención Temprana también sufrió el golpe de una pandemia que desde marzo a junio de de 2020 mantuvo a la población en sus casas.

La Atención Temprana consiste en la intervención de niños de entre 0 y 6 años, que tienen problemas de desarrollo, como pueden ser niños prematuros, con trastorno del espectro autista, discapacidad intelectual, parálisis cerebral, trastorno del lenguaje grave, déficit visual y auditivo, a su familia y a su entorno. “Pero también hay niños en una situación menos graves pero cuyos problemas se podrían solucionar para siempre con esta atención”, explica a Consalud.es el Dr. José Luis Peña, neuropediatra en el Hospital Universitario Miguel Servet, miembro de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica y presidente de la Federación Española de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana (GAT).

Este servicio ofrece atención pediátrica, fisioterapéutica, psicológica, neurológica y logopédica, entre otras. Cuenta con un Libro Blanco que señala los puntos a seguir para una correcta implantación en todas las comunidades autónomas, pero no de una ley que ampare la equidad e igualdad en las regiones. En España, alrededor de un 10% de niños la necesitan, según destaca el presidente de la GAT. Sin embargo, según el documento de ‘Atención temprana. La visión de los profesionales’, ninguna comunidad autónoma llega a la cobertura total, y aunque hay algunas que se acercan mucho, como es el caso de Cataluña o de Cantabria en el rango de niños de 0 a 3 años, otras apenas cubren el 1-2%. “La media de cobertura en España en Atención Temprana es de un 4%”.

“Muchas familias vieron durante el confinamiento mejoría en sus hijos. Sin embargo, al recobrar la actividad ha habido un empeoramiento”, señala el Dr. Peña

Con la pandemia los que ya estaban en el programa han visto en algunos casos reducir las sesiones, algunos durante el confinamiento no recibieron ninguna terapia, y otros de forma telemática siguieron sus consultas de la mejor forma posible. “Durante la pandemia teníamos a niños que tenían concedida la Atención Temprana pero se le limitós el número de sesiones y actividades y fueron perdiendo los avances que tenían”, señala el Dr. Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

“Muchas familias vieron durante el confinamiento mejoría en sus hijos. Sin embargo, al recobrar la actividad ha habido un empeoramiento. El confinamiento no ha ayudado a los niños, a sus familias, ha cambiado los barrios y el entorno en el que se desenvuelven”, explica el Dr. Peña. Según señala, en la mayoría de las comunidades autónomas los programas no se han interrumpido, al considerarse un servicio esencial, lo que mantuvo la atención de forma telemática. “Es cierto que de forma telemática no es lo mejor. Es como ir al cole, mejor ir que estar en casa. Pero en Atención Temprana se ha realizado igual que en Primaria o en hospitales. Contactaban de forma programada con las familias, en ocasiones con los padres, otras con los niños o con ambas. A través de estos seguimientos las familias se han sentido más acompañadas y se ha podido ver un poco la evolución”.

Sin embargo, según destaca el Dr. Gorrotxategi, no a todos los niños les ha funcionado las terapias telemáticas o mantener los ejercicios. Afectando principalmente a los niños que ahora, tras dos años de pandemia, cumplirán los seis años y dejarán de tener este servicio sanitario. “Imagínate a un niño con 4 años y medio y que no podía ir o que hacía ejercicios en su casa. Tras este tiempo con el acceso dificultado y la falta a un tratamiento, se ha producido un retraso de año o año y medio que no va a poder recuperar porque ya se le acaba el sistema”.

En algunas regiones son tan largas que hay niños que nunca llegan a recibir esta atención, pese a que el Libro Blanco establece que se inicie la atención como tarde durante los tres meses después de recibir el diagnóstico

Además, hubo unas pocas CC.AA. que no pudieron realizar la atención presencial y tampoco establecieron una telemática y durante los meses de marzo al verano de 2020 se interrumpieron las consultas. Aunque esa atención se recuperó a partir de ese verano, los meses perdidos no se recuperarán. “El tiempo en Atención Temprana no se recupera, unos meses que no se interviene no se recuperan”, incide el Dr. Peña.

MÁS DE TRES MESES DE ESPERA, FALTA DE RECURSOS Y COORDINACIÓN

El principal problema en cuanto a retraso o tiempos perdidos para recibir la atención son las listas de espera. En algunas regiones son tan largas que hay niños que nunca llegan a recibir esta atención, pese a que el Libro Blanco establece que se inicie la atención como tarde durante los tres meses después de recibir el diagnóstico. “Y existen muchos sistemas de alertas cuando a un niño se le encuentra algún síntoma que es necesario intervenir. Pero los filtros de algunas regiones lo dificultan”, determina el presidente de GAT.

“Es normal que desde que el pediatra y el neurólogo derivan al niño, se tramita y se inicie el programa hay un tiempo de espera, un retraso normal. Pero en muchos lugares ese retraso es mucho mayor”, coincide el vicepresidente de la AEPap. Y con la pandemia este retraso aumentó. “Donde ya había lista de espera la interrupción de las valoraciones las ha aumentado. Sobre todo en las comunidades en los que solo hay una puerta única de entrada, y no se puede entrar directamente a partir de la derivación de los sanitarios”, afirma el Dr. Peña.

Según ambos expertos el problema es la falta de coordinación entre los distintos sistemas que intervienen: atención sanitaria, servicios sociales y educación. “Somos tres patas de un banco, neurología, pediatría y atención temprana, y es necesario que exista esa coordinación para que funcione”. Y también está la falta de recursos. “No hay recursos suficientes, si los hubiera la atención sería más rápida y había mejores tratamientos”, concluye el Dr. Gorrotxategi.

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