Cribado en cáncer: detección precoz, menor agresividad en tratamiento y menor mortalidad

El SNS cubre el cribado en cáncer de mama, colorrectal y cérvix, esencial para favorecer los pronósticos de estos tumores

Un hombre lee el folleto con la información sobre el cribado del cáncer de colon (Foto. JUNTA DE ANDALUCÍA EP)

El cáncer sigue siendo uno de los principales problemas de salud del mundo. En España, es la primera causa de muerte en varones y la segunda en mujeres. Cada año, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se diagnostican aproximadamente 240.000 casos nuevos y 100.000 muertes en nuestro país. Solo en 2021 se calcula que se diagnosticarán 276.000 casos.

La evidencia científica señala que determinados tumores pueden tratarse de una forma efectiva si se realiza una detección precoz, reduciendo el impacto que la enfermedad produce en los pacientes, la utilización de tratamientos más agresivos y el riesgo de muerte. Sin embargo, actualmente el cribado para una detección precoz incluido en la cartera del sistema Nacional de Salud (SNS) está limitado a tres tumores: de mama, colorrectal y cérvix.

“Cada uno de los cribados actualmente en vigor realiza distintas pruebas: mamografía en el caso del cáncer de mama, citología cervical para el cáncer de cérvix o cuello de útero, y sangre oculta en heces para el cáncer de colon, todos ellos en una franja de edad específica, en la que han demostrado reducir la mortalidad”, explica a Consalud.es la Dra. Isabel Echavarría, oncóloga médico del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y secretaria científica de SEOM. Las personas son contactadas para realizarse un cribado bien por carta, por teléfono o desde los centros de salud.

Para las personas con factores de riesgo “pueden estar indicados cribados adicionales, o una mayor periodicidad de los mismos”. E incluso se pueden hacer cribados para otros tipos de tumores: cáncer gástrico, páncreas, endometrio, próstata…

No en todos los tumores se realiza una detección precoz debido a que hasta el momento solo los tres establecidos han demostrado que los beneficios del cribado superan los riesgos. Estos riesgos son falsos positivos o falsos negativos, sobrediagnóstico o sobretratamiento. “En el momento actual, no hay indicación de realizar cribado de otros tumores, como el cáncer de pulmón o cáncer de próstata en individuos asintomáticos, aunque en el caso del cáncer de pulmón hay estudios recientes que objetivan un descenso en la mortalidad con la realización de cribado en individuos de alto riesgo, por lo que es posible que esto cambie en los próximos años”, señala la Dra. Echevarría.

Actualmente cada Comunidad Autónoma ha implantado los programas de cribado aprobados. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2017 la cobertura del programa de cribado de cáncer de mama fue del 81,5%, del 80,7% para el cáncer de cérvix, mientras que fue sólo del 21,8% para la realización de sangre oculta en heces. Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 ha afectado a la cobertura debido a la suspensión temporal del sistema y una menor adherencia de la población por miedo a acudir a los centros sanitarios durante las peores etapas de la Covid, lo que ha llevado a la aparición de tumores más avanzados en consulta.

Las diferencias en cuanto a la cobertura por regiones o población se deben al tiempo que llevan los programas implantados, siendo el colorrectal el último en establecerse, a los grupos de edad, nacionalidad y gradiante social. Por ejemplo en el de mama, según la encuesta del INE, existe una divergencia de 16 puntos porcentuales entre las mujeres nacidas en España y las nacidas en el extranjero. Y en el de cuello de útero existen diferencias según la clase social: “el 90,6% de las mujeres de clase alta I se hicieron una citología en los últimos cinco años frente al 69,9% en la clase baja VI”.

CRIBADOS EN CASO DE FACTOR DE RIESGO

Los cribados están recomendados principalmente a grupos de edad establecidos. La detección de cáncer de mama está recomendado cada dos años a mujeres de entre 50 y 69 años; la de cuello de útero o cérvix a mujeres de entre 25-64 años; y la de colorrectal está recomendado cada dos años para la población de ambos sexos de 50 a 69 años. Sin embargo, el programa de cribado también incluye a poblaciones de riesgo.

En estos casos se realizan pruebas de mamografía, citología y sangre oculta en heces a aquellos portadores de mutaciones genéticas de predisposición al cáncer, o con ciertas patologías asociadas a un mayor riesgo de desarrollar tumores. Para estas personas “pueden estar indicados cribados adicionales, o una mayor periodicidad de los mismos”. E incluso se pueden hacer cribados para otros tipos de tumores como explica la doctora: cáncer gástrico, páncreas, endometrio, próstata…

“Los cribados, en aquellos tumores en los que ha demostrado asociarse con una reducción de la mortalidad, son necesarios para diagnosticar los tumores de forma precoz, y así reducir la mortalidad y la agresividad de los tratamientos. Además, el coste de tratar un tumor más localizado es menor que el de un cáncer avanzado, y, por tanto, contribuye a una reducción de los costes de la sanidad”, concluye la Dra. Echevarría. “Es importante concienciar a la población sobre la importancia de los programas de cribado actualmente disponible, y su impacto favorable en la mortalidad por cáncer”.

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