El diagnóstico tardío de la FPIES puede provocar deshidratación y afectar al estado general del bebé

Al contrario que en la forma aguda, la primera barrera diagnóstica en la FPIES crónica es el desconocimiento de los signos y síntomas.

Mujer dando el pecho a su bebé (Foto. Lansinoh)
Mujer dando el pecho a su bebé (Foto. Lansinoh)
CS
4 mayo 2021 | 12:10 h
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En los últimos años, la prevalencia de alergias alimentarias en la infancia ha aumentado de manera significativa. De entre ellas, la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) es la alergia alimentaria más común en el primer año de vida, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Respecto a la APLV no mediada por IgE, es decir, cuando no entran en juego anticuerpos IgE, sino otros mecanismos diferentes, puede presentarse a través de un cuadro clínico como el síndrome de enterocolitis inducido por proteínas (FPIES) de forma aguda o crónica. “El diagnóstico de la FPIES crónica, al tener un cuadro clínico inespecífico, se suele demorar, lo que determina que hasta un 75% de los bebés pueden llegar a presentar deshidratación y afectación de su estado general”, alerta la Dra. Ángela Claver, médico adjunto del Servicio de Alergia del Hospital Universitario Quirón – Dexeus de Barcelona.

Este síndrome suele debutar a lo largo del primer año de vida, habitualmente a los pocos días o semanas de introducción del alimento. Los bebés que desarrollan la forma aguda van a presentar vómitos profusos y muy repetitivos que comienzan entre 1 y 4 horas después de la ingesta, así como palidez, decaimiento y , en ocasiones, diarrea. Las formas graves pueden desembocar en letargia, deshidratación, hipotensión y shock. Sin embargo, la forma crónica de la FPIES no se presenta tan bien definida: “afecta a lactantes menores de 4 meses y provoca síntomas inespecíficos, que aumentan de forma progresiva, como resultado del contacto habitual con el alérgeno. Suele causar vómitos intermitentes, que aumentan en frecuencia y cantidad, diarrea acuosa y con sangre en algunos casos e irritabilidad. La hipoalbuminemia -disminución en los niveles séricos de albúmina- y una ganancia ponderal escasa (<10 g/día) se han descrito como factores predictivos de FPIES crónica”, explica la Dra. Claver.

Alrededor de un 15% de los lactantes están hipotensos y requieren de ingreso hospitalario en el momento del diagnóstico

En este sentido, la experta insiste que “la primera barrera diagnóstica es el desconocimiento de los signos y síntomas de esta forma crónica. Por ello, alrededor de un 15% de los lactantes están hipotensos y requieren ingreso hospitalario en el momento del diagnóstico”. Asimismo, la Dra. Claver añade que “no existen test o herramientas específicas que confirmen el diagnóstico, por lo que sospecharlo y realizar una historia clínica detallada son los dos pilares fundamentales para el diagnóstico precoz, esencial para evitar exámenes y tratamientos innecesarios”.

“No es infrecuente que los niños con cuadros de FPIES agudos se sometan a exploraciones invasivas para descartar patología grave y, en los lactantes con cuadro crónico, se realicen múltiples cambios de fórmula, exámenes de sangre y heces u otras técnicas diagnósticas que no resultan concluyentes y que pueden ser prescindibles solo conociendo la patología y sospechándola”, explica la Dra. Claver.

OPCIONES DE TRATAMIENTO DE LA FPIES

En los casos en los que todavía no se ha diagnosticado la FPIES crónica, la doctora explica que “es muy frecuente retirar el alimento, y los síntomas pueden mejorar en un plazo de 3 a 7 días. Sin embargo, si se da un contacto accidental o se reintroduce el alimento, es posible que se presente un cuadro de vómitos característicos de la FPIES aguda. Este cuadro agudo presentado tras un periodo de dieta de evitación supone el diagnóstico de confirmación de la FPIES crónica”.

El tratamiento en los casos en los que la lactancia materna sea exclusiva, esta debe mantenerse y la madre realizar una dieta exenta de proteína de leche de vaca

Respecto al tratamiento, “al tratarse de una patología no IgE mediada no son útiles los fármacos antihistamínicos ni la adrenalina. Por ello, en los casos en los que la lactancia materna sea exclusiva, esta debe mantenerse y la madre realizar una dieta exenta de proteína de leche de vaca, además de estar suplementada con calcio y vitamina D. Por otro lado, en los casos de lactantes alimentados por leche de fórmula, debe recurrirse a una fórmula extensamente hidrolizada (con lactosa si el paciente la tolera)”, explica la Dra. Claver. Además, en los cuadros agudos “es importante reponer la pérdida hidroelectrolítica provocada por los vómitos”, añade la experta.

Asimismo, “la reintroducción de los alimentos implicados debe realizarse de forma controlada y en el ámbito hospitalario (provocación oral controlada), siempre bajo la supervisión de personal sanitario con experiencia en el reconocimiento y tratamiento de este tipo de reacciones”, concluye la Dra. Claver.

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