La primera parte del Seminario “Manchas buenas, feas y malas” trató acerca de la importancia de distinguir las manchas intrascendentes de las pueden esconder una enfermedad. Para la pediatra, para diferenciarlas, hay que “tener en cuenta la morfología, el número de lesiones y su asociación o no con otras lesiones dermatológicas”.
Aunque recordó que las enfermedades genéticas pueden aparecer en los niñossin evidencia de antecedentes familiares de la enfermedad. Asimismo, en su intervención, la doctora explicó cómo se pueden distinguir a simple vista. “La piel permite diagnosticar algunas enfermedades genéticas con una simple inspección visual. Conocer la morfología de las lesiones que alertan sobre una enfermedad sistémica es fundamental para no diagnosticar en exceso ni minimizar algunos hallazgos importantes”.
"La piel permite diagnosticar algunas enfermedades genéticas con una simple inspección visual"
Por otra parte, la dermatóloga manifestó que la neurofibromatosis es la enfermedad neurocutánea más frecuente, y que su diagnóstico suele ser sospechado en primera instancia por el pediatra de Atención Primaria. “Las manchas sugerentes de esta enfermedad aparecen en número igual o mayor a seis, tienen más de cinco milímetros en los niños o más de 15 mm en los adultos, y son de tono marrón, morfología ovalada y con bordes típicamente (aunque no siempre) lisos”, explicó la pediatra.La doctora Hernández, es licenciada por la Universidad de Salamanca, y realizó su Residencia como dermatóloga en el Hospital Universitario de Salamanca. Tiene numerosas publicaciones en PubMed, ha dirigido numerosos cursos presenciales y on-line nacionales e internacionales y es adjunta del Servicio de Dermatología Pediátrica del Hospital Niño Jesús de Madrid desde el año 2007.