El 72% de los reclusos con hepatitis C tienen trastorno de personalidad

“I Encuentro Gilead-GEISESP sobre Innovación Terapeútica e Infecciones Virales”

CS
4 junio 2013 | 00:00 h
El 72% de los reclusos con hepatitis C tienen trastorno de personalidad
El 72% de los reclusos con hepatitis C tienen trastorno de personalidad
Redacción | Madrid

El 72,3% de los reclusos con hepatitis C tienen un trastorno de personalidad y el 51,3% presenta más de un trastorno, según han puesto de manifiesto expertos participantes en el “I Encuentro Gilead-GEISESP sobre Innovación Terapeútica e Infecciones Virales”, celebrado recientemente en Madrid.

Por otro lado, la prevalencia de la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el entorno penitenciario alcanza el 10,8%. De este modo, la terapia que tiene que recibir un recluso con esta enfermedad está condicionada “de forma significativa” por la comorbilidad psiquiátrica, ha dicho el presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, el doctor Antonio López Burgos.

A este respecto, “la disponibilidad actualde tratamientos con pocos efectos adversos en la esfera psiquiátrica es importante para mejorar la adherencia”, ha subrayado este experto. La misma opinión tiene el coordinador del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, el doctor Pablo Saiz de la Hoya, para quien “la interacción de algunos medicamentos con la metadona ha provocado problemas de abstinencia a la misma y el abandono de la terapia antirretroviral”. Actualmente, “existen medicamentos que no presentan interacción con la metadona”, ha añadido.

Ante las características específicas de la población reclusa infectada por el VIH,la simplicidad del tratamiento es importante para asegurar un buen cumplimiento terapéutico y, de este modo, un buen control virológico. Actualmente se dispone de regímenes completos en un solo comprimido al díacomo el “single tablet régimen” que tiene un buen perfil de tolerabilidad.

En general, el perfil del paciente recluso infectado por el VIH en las prisiones españolas es mayoritariamente un hombre de alrededor de 40 años con trayectoria de usuario de drogas inyectadas, la principal vía de transmisión en este entorno.

PRUEBA DE DETECCIÓN VIH

Por otro lado, la prueba de detección del VIH se realiza de forma programada y sistemática a todas las personas que ingresan en prisión, aplicando una estrategia de diagnóstico expandido (opt-out). “Existe un elevadísimo grado de aceptación para la realización de la prueba debido al interés del propio interno en conocer su estado de salud, tras haber estado alejado de la atención sanitaria en su estancia en libertad”, ha señalado López Burgos.

A este respecto, Saiz de la Hoya, ha reconocido que “la sanidad penitenciaria es en muchas ocasiones el primer contacto reglado que muchas personas tiene con un sistema sanitario. Muchas de las personas ingresadas en prisión proceden de sectores marginales y por ello están apartadas de los sistemas sanitarios”.

“Nuestros pacientes son conscientes de que su estilo de vida conlleva un peligro importante de infecciones, no solamente de VIH. Por ello, suelen aceptar de forma mayoritaria la realización de pruebas diagnósticas para descartar patologías como el VIH, VHC, sífilis o tuberculosis”, ha señalado este experto.


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