Empresas de ciberinteligencia de todo el mundo se están dedicando a presentar a los gobiernos herramientas espías para rastrear el coronavirus. Al respecto, responsables de cuatro compañías del sector aseguraron estar probando herramientas para después instalarlas en más de una docena de países en América Latina, Europa y Asia. Ejecutivos de la industria, inversionistas y analistas dicen que la crisis del coronavirus ofrece a las empresas de inteligencia la posibilidad de grandes cantidades de dinero en este tipo de negocio, al tiempo que refuerza su reputación.
Hasta ahora, Israel es el único país que, al parecer está probando un sistema de vigilancia masiva lanzado por las compañías, habiendo solicitado a NSO Group, una de las más conocidas de la industria, que ayude a construir su plataforma, según informa Reuters.
Hasta ahora, Israel es el único país que, al parecer, está probando un sistema de vigilancia masiva
Otra de ellas, Cellebrite asegura estar preparada para ayudar a las autoridades a saber quién puede haber infectado a un paciente con coronavirus. Cuando alguien da positivo, las autoridades pueden desviar los datos de ubicación del paciente y los contactos, lo que facilita "poner en cuarentena a las personas adecuadas", "No necesitamos la contraseña del teléfono para recopilar los datos", aseguran desde la compañía.
Sin embargo, algunos tecnólogos siguen siendo escépticos de que las herramientas de espionaje que dependen de los datos de ubicación del teléfono se puedan utilizar para combatir eficazmente un virus.
Otros países están desarrollando e implementando aplicaciones de seguimiento de contactos Covid-19 que no dependen de los datos de ubicación. En cambio, estas aplicaciones, que ya se utilizan en Singapur, India y Colombia, aprovechan la tecnología de conectividad de teléfonos inteligentes Bluetooth para detectar y registrar cuando hay otros dispositivos cerca. Cuando alguien da positivo por coronavirus, por lo general, se notifica a todas las personas con las que esa persona hizo contacto.
Los defensores de las libertades civiles temen que los esfuerzos de rastreo de virus puedan afectar a los servicios de vigilancia del gobierno por los que han luchado durante décadas. Algunos están alarmados por el papel potencial de las empresas de software espía, argumentando que su participación podría socavar la confianza pública que los gobiernos necesitan para frenar la propagación del virus, argumentando que esta crisis de salud pública necesita una solución de salud pública, no la interferencia de compañías de vigilancia con fines de lucro que buscan explotar la misma..