El Clínico demuestra la eficacia de la ciclosporina como tratamiento inmunosupresor en trasplantados

El estudio también destaca la menor mortalidad registrada en los pacientes con trasplante renal afectados por el virus que recibieron tratamiento de inmunosupresión con ciclosporina.

Fachada del Hospital Clínico San Carlos (Foto. Hospital Clínico)

Una investigación realizada por profesionales del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha demostrado que el tratamiento inmunosupresor basado en ciclosporina es eficaz y seguro en los pacientes trasplantados renales que han sido infectados por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19). Asimismo, el estudio asoció la aplicación de este tratamiento de inmunosupresión a una menor mortalidad en los pacientes con trasplante renal que se vieron afectados por el nuevo virus.

La ciclosporina es un medicamento que pertenece al grupo de los inmunosupresores, ya que reduce la acción del sistema inmunitario, y que se utiliza para disminuir las reacciones inmunológicas del organismo frente a sustancias extrañas, como los microorganismos que causan infecciones o los órganos trasplantados.

La investigación analizó a un total de 29 pacientes trasplantados renales ingresados por COVID-19 entre el 15 de marzo y el 24 abril de 2020, en la que se recogieron datos demográficos, analíticos y clínicos al ingreso y durante el proceso de la enfermedad

En este sentido, el estudio realizado por los expertos del Hospital Clínico San Carlos se desarrolló con el fin de analizar la utilidad de este medicamento como tratamiento de inmunosupresión en el paciente trasplantado renal con infección por la COVID-19, teniendo en cuenta sus beneficios teóricos antivirales frente a este virus, así como el efecto inmunomodulador que podría controlar la cascada de citocinas, tan agresiva en esta infección.

Para ello, la investigación analizó a un total de 29 pacientes trasplantados renales ingresados por COVID-19 entre el 15 de marzo y el 24 abril de 2020, en la que se recogieron datos demográficos, analíticos y clínicos al ingreso y durante el proceso de la enfermedad, y se compararon los resultados entre los pacientes que recibieron ciclosporina (23 pacientes) como tratamiento inmunosupresor frente a aquellos a los que se minimizó la inmunosupresión (6 pacientes).

El estudio, que se presentó en el 50ª Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) celebrado del 6 al 9 de noviembre, registró unos resultados positivos en cuanto al índice de mortalidad entre los pacientes que recibieron el tratamiento de ciclosporina. La mortalidad global de los pacientes analizados fue del 20% y en un 17% de los casos precisaron ventilación mecánica. No obstante, los resultados fueron muy diferentes en función del tratamiento recibido. Así, si en el grupo de minimización de tratamiento inmunosupresor la mortalidad fue del 50%, en el grupo de pacientes que recibió ciclosporina sólo se registró un 12,5%.

Si en el grupo de minimización de tratamiento inmunosupresor la mortalidad fue del 50%, en el grupo de pacientes que recibió ciclosporina sólo se registró un 12,5%

El estudio también señala que no se observó un deterioro de la función renal o datos sugerentes de rechazo del trasplante en los pacientes que recibieron el tratamiento con ciclosporina.

En conclusión, los autores destacan que el tratamiento inmunosupresor basado en este medicamento puede considerarse una terapia efectiva y segura en los pacientes trasplantados renales con infección por SARS-Cov-2, con un importante índice de menor mortalidad en relación a otros tratamientos con inmunosupresores. Asimismo, señalan la necesidad de validar los resultados alcanzados en este estudio con otras investigaciones en la que se incluya una muestra mayor de pacientes.

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