Crean el prototipo de una mascarilla que permite comer y beber sin retirarla

El enfermero Bernardo Fernández Martos diseña un prototipo de mascarilla facial con la intención de hacer más segura la hostelería

Imagen del prototipo de la mascarilla inventada por el enfermero Bernardo Fernández Martos (Foto. Bernardo Fernández Martos)
13 agosto 2021 | 13:00 h

Aunque la vacunación está avanzando y las mascarillas no son obligatorias en exteriores, este complemento que nos ha acompañado durante toda la pandemia continúa todavía con nosotros. Un material sanitario que protege a la población y frena los contagios, y que todavía es necesario que llevemos durante las reuniones con personas fuera de nuestro núcleo familiar.

Por eso, y para facilitar la seguridad durante esas reuniones, el enfermero alicantino Bernardo Fernández Martos ha desarrollado un prototipo de mascarilla que permite comer y beber sin necesidad de retirarla. “El objetivo es que restaurantes y comedores ofrezcan este kit a los comensales. De esta forma hay más seguridad dentro de los locales, lo que podría ayudar a evitar los cierres de hostelería”, explica Fernández Martos a Consalud.es.

La idea surgió durante el confinamiento y el proceso de desescalada, cuando comenzaron los problemas e interrogantes sobre la reapertura de la hostelería, “al final hablamos de que es comiendo cuando más riesgo de contagio existe, y desde el sector sanitario teníamos que dar una solución a eso”. Ahora, momento en el que se ha conseguido la patente nacional y está en proceso la internacional, el inventor ha dado a conocer su producto.

“El compartimento cuenta con dos láminas de cierre diseñadas como las puertas de los bancos”, señala el enfermero e inventor

Se trata de una mascarilla con un compartimento que permite la entrada de utensilios que se utilizan para comer o beber: tenedores, cucharas o pajitas. El diseño de la mascarilla es como el de una FP2, salvo que cuenta con un agujero en el que se incorpora un compartimento de plástico en forma de cubo por el que entran los cubiertos. “El compartimento cuenta con dos láminas de cierre diseñadas como las puertas de los bancos”, señala el enfermero e inventor.

Así, con unos cubiertos de plásticos con un mango adaptado, y que se incluyen en el kit ideado por Fernández Martos, el comensal puede llevarse la comida a la boca. Para ello, hace girar la rueda que levanta la primera lámina y baja la segunda, para que el cubierto se introduzca en el compartimento, sin que se escape ningún vaho de la boca.

Luego vuelve a girar la rueda y se cierra la primera compuerta y se abre la segunda, pudiendo llevar la comida a la boca. “Las palancas están a ambos lados para que tanto zurdos como diestros puedan accionarla con la mano libre”. Una vez finalizada la comida, la mascarilla está pensada para no ser reutilizable y tirarla: “Al final al estar metiendo y sacando cubiertos con comida se ensucia el compartimento, por lo que hay que tirar el kit después de usarlo”.

Con este diseño se reduce al mínimo el tiempo de contacto con el aire exterior durante las comidas. Un diseño único y desechable después de cada uso que busca ser lo más liviano posible y asegurar lo máximo la salud. De momento es solo un prototipo, a la espera de financiación. “Esperamos que pronto podamos conseguir el dinero suficiente para su fabricación y para ponerlo a la venta. Con estas mascarillas se podría acabar con el cierre de los interiores de los restaurantes y ayudar económicamente a la hostelería”, manifiesta Fernández Martos.

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