Un nuevo estudio sugiere que la variante británica sería hasta un 30% más letal

Ninguno de los estudios analizados ha sugerido que el riesgo de muerte sea menor entre los infectados por la variante británica.

Científica analizando muestras en un microscopio (Foto. Freepik)
Científica analizando muestras en un microscopio (Foto. Freepik)
CS
26 enero 2021 | 10:00 h
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Las nuevas variantes del SARS-CoV-2 identificadas en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil han movilizado a la comunidad científica internacional con el objetivo de comprobar si las vacunas contra la Covid-19 que ya se están administrando en todo el mundo son también eficaces contra estas. En el caso de la variante identificada hace unos meses en Reino Unido, denominada B.1.1.7 y que cuenta con 17 mutaciones en el genoma viral de las que ocho se encuentran en la proteína de espiga (S), un grupo de investigadores británicos ha advertido que no solo es hasta un 70% más contagiosa, sino que podría ser hasta un 30% más letal.

La evidencia de esta posibilidad procede del análisis realizado por el Grupo Asesor de Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes del Reino Unido (Nervtag, por sus siglas en inglés). Sus investigadores han revisado cuatro estudios que vinculan datos de las pruebas de Covid-19 con las muertes por la enfermedad.

Si bien cada análisis ha reportado un resultado ligeramente diferente, todos indican un mayor riesgo de mortalidad entre las personas infectadas con la variante B.1.1.7 que entre aquellos británicos infectados por las variantes anteriores del SARS-CoV-2. Es importante destacar que ninguno de los estudios analizados ha sugerido que el riesgo de muerte sea menor entre los infectados por la variante británica. De este modo Nervtag combinó los hallazgos de los distintos estudios a través de un modelo cuyo resultado es un aumento medio de la letalidad de la variante de un 30%.

Si bien cada análisis ha reportado un resultado ligeramente diferente, todos indican un mayor riesgo de mortalidad entre las personas infectadas con la variante B.1.1.7 que entre aquellos británicos infectados por las variantes anteriores del SARS-CoV-2

Patrick Balance, principal asesor científico del Gobierno británico, aseguraba hace unos días que había “cierta incertidumbre” sobre las estimaciones de la tasa de mortalidad de la nueva variante ya que los datos proceden de distintas fuentes de información. Los datos preliminares provienen del análisis de una proporción relativamente pequeña de población británica que se sabía que estaba infectada por la nueva variante según explica en Reuters Susan Hopkins, experta del Public Health England. “Es posible que no estemos viendo la fotografía completa”, afirma.

En la misma línea se manifiesta Julian Tang, virólogo clínico de la Universidad de Leicester que ha señalado que, a pesar de que los datos sobre los que se fundamenta la nueva evidencia de la letalidad de la variante B.1.1.7 son pequeños, “los resultados pueden estar potencialmente sujetos a grandes cambios más adelante”. John Edmunds, profesor de modelado matemático de enfermedades infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres indica que los hallazgos deberían tomarse en serio ya que “son estadísticamente significativos”.

Un dato sobre el que los científicos no dudan es que la nueva variante cuenta con una mutación en la proteína de espiga que lo hace capaz de unirse fuertemente a las células humanas. “Esa es la explicación biológica más plausible para el aumento observado en la transmisibilidad y, posiblemente, el aumento de la gravedad que podríamos estar viendo”, asegura Peter Horby, profesor de enfermedades infecciosas emergentes en la Universidad de Oxford y presidente de Nervtag.

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